Revista F@ro Nº2

Desequilibrios del flujo Norte-Sur de la Información en Internet.
Una crítica a la preeminencia de la lógica economicista
en las industrias culturales del espacio virtual.

Julieta Galera
Universidad de Morón, Argentina.
[Descargar PDF] - [Descargar SWF]

Resumen: Durante el transcurso de este ensayo intentaré responder si a las revistas de divulgación científica virtuales e impresas son producciones culturales que comparten la lógica de las industrias culturales tradicionales. Asimismo, trataré de explicar cómo repercute la concepción elitista de conocimiento de estas publicaciones virtuales en el intercambio o flujo de información, cultura y conocimientos Norte-Sur y en el desarrollo cultural de los países menos desarrollados.

Si Internet es un ámbito democrático para la libre difusión de ideas, un espacio con una lógica distinta al espacio objetivo -es regido por las reglas del mercado y el monopolio de los medios, el conocimiento y la cultura-, cabe preguntarse ¿porqué el científico social que realiza una producción textual científica no tiene el "derecho a una remuneración justa y satisfactoria" por su trabajo intelectual con el que usufructúa una industria cultural virtual?. Por lo tanto, es necesario preguntarse si la lógica economicista de las industrias culturales se reproduce en el espacio virtual.

Palabras Clave: Industrias culturales - Flujo de información - Derechos Humanos- Trabajo intelectual- Sociedad Mundial de la Información- Democracia

El objetivo de esta ponencia es realizar Una crítica a la preeminencia de la lógica economicista en las industrias culturales del espacio virtual y demostrar que aún persisten desequilibrios en el flujo Norte-Sur de la Información en Internet.

Durante el desarrollo de esta ponencia, más que realizar un análisis exhaustivo sobre la existencia de desequilibrios en el flujo Norte-Sur de la Información en Internet, enunciaré una breve serie de cuestionamientos para invitar al auditorio a hacer una reflexión crítica y a responderse una serie de preguntas que ya poseen respuestas en el inconsciente colectivo.

El objetivo de esta ponencia es poner en el tapete de discusión ciertos dilemas que presentan las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación y creo que no son visibles porque aún persiste cierto encantamiento con las veleidades que ofrece Internet.

Está socialmente y ampliamente difundida y aceptada como incuestionable la idea de que Internet está dotada de un importante poder liberador y democratizador para difundir ideas, opiniones, conocimiento y promover el intercambio cultural a través del mundo en forma instantánea.

También es cierto que la aparición y la difusión de las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTIC), que conforma lo que conocemos con el nombre de la "Sociedad de la Información", que permite flujo o circulación de información a través de todo el mundo impactó en las industrias culturales nacionales y trasnacionales.

Para empezar a introducirnos en el tema que propongo, habría que preguntarse ¿Qué son las industrias culturales?. Las Industrias Culturales son sectores de la economía que conjugan creación producción y comercialización de bienes y servicios basados en contenidos intangibles de carácter cultural. Este tipo de industria se caracteriza por la producción de contenidos simbólicos que no están destinados para el uso o el consumo físico, sino que son bienes destinado a satisfacer y/o promover demandas culturales (Arias, Mateu, Moyano y Rotbaum, 2004: 31).

El concepto de industrias culturales concibe a la cultura en términos de producción y circulación de sentidos simbólicos, como un proceso material de producción e intercambio que adquiere un valor de cambio cuando el bien o el servicio se pone en circulación en el mercado que forma parte de los procesos económicos más amplios de la sociedad (Bonet i Agustí, 2004: 42).

En esta fase del capitalismo global que algunos denominan la Sociedad de la Información, las Industrias Culturales conforman el núcleo central de la circulación de significados y por lo tanto creo que es imprescindible conocer su conformación en nuestros países en el marco de la creciente globalización (Arias, Mateu, Moyano y Rotbaum, 2004: 32). En América Latina, los datos más recientes que se conocen sobre los ingresos generados por las industrias culturales demuestran la creciente importancia económica y social de este sector. En Argentina y en Brasil el conjunto de las Industrias Culturales aportan cerca del 3% de sus respectivos PBI, mientras que en Chile y en Colombia estas contribuyen al 2% de los ingresos económicos de sus arcas nacionales (Arias, Mateu, Moyano y Rotbaum, 2004: 33). Esto implica que las industrias culturales constituyen un sector competitivo de los mercados y las economías nacionales.

Por otro lado, la globalización de las industrias culturales platea un reto para el desarrollo de las identidades y las culturas de los pueblos. En ese sentido es importante destacar que existe una creciente centralización en la producción y la circulación de los bienes simbólicos. Al mismo tiempo, la globalización presenta la posibilidad de genrerar nuevas formas de comunicación y conocimientos recíproco entre las diversas culturas así como también presenta oportunidades y riesgos para el desarrollo de las identidades culturales de los pueblos (Arias, Mateu, Moyano y Rotbaum, 2004: 32). Algunos de los riesgos que presenta la globalización para las culturas locales son la concentración asimétrica en la producción cultural, y la generación y distribución desigual de ingresos. La Comunidad Europea, EE.UU. y Japón se distribuyen el 87% de los ingresos producidos por los bienes culturales y comunicacionales. El 13 % restante de ganancias de las industrias culturales se distribuye entre todos los demás países del mundo. América Latina se queda con apenas el 5% de ingresos de este sector (Arias, Mateu, Moyano y Rotbaum, 2004: 33).

Ante este panorama mundial, es necesario preguntarse si en la Sociedad Mundial de la Información (SMI) tanto de los actores sociales pertenecientes a la elite hegemónica como de aquellos provenientes de las clases subalternas tienen acceso y participación democrática e igualitaria a la producción, desarrollo, control y difusión de las industrias culturales digitales. En ese sentido, es importante preguntarse si existe un intercambio o flujo equilibrado Norte-Sur y Sur-Norte de información, cultura y conocimientos.

La respuesta es sencilla: NO!!. Las redes electrónicas siguen siendo en gran medida dominio reservado de las elites y a las clases medias de todo el mundo. En el año 2000 Estados Unidos, llegó a tener un poco más de 137 millones de usuarios de la red. Esto significa que alrededor del 50% de su población estaba conectada a Internet. Japón es el segundo país con más internautas. En el 2000 en Japón había 27 millones de personas conectadas a la red. Esto representa un 21% de su población. Mientras que en mismo años, Alemania y el Reino Unido contaban con cerca de 19 millones de internautas cada uno, que constituían, respectivamente, el 21% y el 29% de sus habitantes con acceso a la Internet. La estimación de usuarios de Internet en España al terminar el 2000 es de aproximadamente 5.5 millones de ciudadanos. Esta cantidad de usuarios constituiría el 14% de la población española (Trejo Delarbre, 2001). Mientras que en notable contraposición, en América latina apenas el 6% de los habitantes de Brasil, el 3% de la ciudadanía argentina y mexicana y apenas el 2% de los ciudadanos peruanos contaban en ese momento con acceso regular a Internet (Trejo Delarbre, 2001). En resumidas cuentas, en Estados Unidos y Canadá existen 167 millones de personas con acceso a Internet, mientras que en toda América Latina sólo 16, 5 millones de ciudadanos tienen acceso a las TIC (Trejo Delarbre, 2001). Pero la realidad es que una proporción minúscula de la ciudadanía virtual tiene la posibilidad de producir y poner en circulación ideas, información o conocimientos.

Por eso, más allá de la brecha existente entre los incluidos y los excluidos del espacio digital, me interesa adentrarme en el tema de los inforicos y los infopobres. Pero utilizaré estos términos no sólo para referirme a aquellos ciudadanos del mundo que tienen acceso o no tienen acceso a la información. Usaré estos términos para referirme a aquellos ciudadanos incluidos en la "Sociedad de la Información" que tienen mayor o menor poder o posibilidades para difundir sus informaciones, pensamientos y conocimientos en las industrias culturales gestadas en el mundo digital.

Néstor García Canclini plantea que la globalización y las TIC agravan los desequilibrios históricos existentes en los intercambios comunicacionales, en el acceso a la información y en la participación de los sujetos en la esfera pública nacional e internacional. Asimismo, García Canclini remarca que la globalización también genera asimetrías en la distribución de los beneficios económicos producidos por las industrias culturales. (García Canclini, 2004: 45).

En ese sentido me interesa hacer hincapié en un punto que nos atañe a todos los aquí presentes: científicos sociales investigadores sobre comunicación. Y pensando en los científicos sociales provenientes de los países menos desarrollados pero que pertenecemos a una esfera social que es satélite de la elite económica y cultural hegemónica es viable preguntarse ¿De qué forma influye el orden económico neoliberal en el contenido de revistas de divulgación científica virtuales y en el intercambio académico de conocimiento entre las comunidades científicas de todo el mundo? ¿En qué medida Internet permite el intercambio cultural y cognitivo equitativo entre los científicos o intelectuales provenientes de los países desarrollados y de los países periféricos?

Si Internet es un ámbito democrático para la libre difusión de ideas, un espacio con una lógica distinta al espacio objetivo -regido por las reglas del mercado y el monopolio de los medios, el conocimiento y la cultura-, ¿porqué el científico social no tiene el "derecho a una remuneración justa y satisfactoria" por su trabajo intelectual con el que usufructúa la industria cultural de los principales centros académicos?

Ante estos cuestionamientos también es posible preguntarse si la lógica economicista de las industrias culturales se reproduce en el espacio virtual y si el monopolio del conocimiento y la información sigue estando en manos de las elites de todo el mundo que consideran que el saber debe estar reservado para unos pocos.

En relación a lo expuesto, podemos concluir que la academia continúa siendo un espacio reservado a la elite intelectual hegemónica para difundir el "pensamiento único". La academia sigue siendo un claustro cerrado. A veces intenta mostrar un espíritu democrático y pluralista y, en función de este objetivo, permite difundir conocimiento, pensamiento e información que no concuerdan con los preceptos de la cultura dominante.

En relación al comportamiento de la academia, Francisco Sierra Caballero señala que si en términos foucaultianos Saber es Poder, la educación debería cumplir un papel transformador adecuado al cambio social, mediante la praxis investigadora que conciba la información y el conocimiento como socialización del poder (SIERRA CABALLERO, 1998: Pág. 6). Las instituciones académicas deberían dar un giro en ese sentido para estar en concordancia con las demandas sociales. El conocimiento científico y la cultura en general no deben seguir siendo digitados por una elite mundial sino que deben ser construidos socialmente.

En ese sentido, en los últimos años, aquellos ciudadanos y profesionales que contamos con el beneficio de poder acceder a Internet nos hemos visto favorecidos y enriquecidos con la posibilidad de disfrutar de la lectura de publicaciones especializadas de diversos países y con la posibilidad de poder generar información y/o conocimiento para difundirla por esos medios y ampliar las posibilidades de recepción de nuestro pensamiento, de nuestro trabajo. Internet, a primera vista, ofrece la posibilidad de romper con los antiguos desequilibrios de información Norte-Sur y generar una difusión equilibrada de información, pensamiento, conocimiento y cultura entre ambos polos. Pero la realidad es que esto sólo representa una "posibilidad". Y digo POSIBILIDAD porque sólo aquel profesional de un país no central que esté dispuesto a sacrificar tiempo libre y a tener una jornada laboral doble puede llegar a contribuir en esas publicaciones científicas. Por lo tanto, el trabajo intelectual, el pensamiento y el conocimiento de los científicos sociales que habitan en países del Sur no tienen las mismas posibilidades de ser difundidos y puestos en circulación que el trabajo de sus colegas que habitan en los países del primer mundo. En ese sentido cabe preguntarse si ¿Esto constituye una des-valorización del "trabajo intelectual científico"? O, en otro orden, tiene sentido preguntarse si esto no constituye un acto discriminatorio porque para la academia nuestro saber no es válido ni valioso. En ese sentido, Francisco Sierra Caballero manifiesta que "la multiplicación de titulaciones y el crecimiento acelerado del número de egresado ha favorecido la pauperización del nivel académico por la absorción de parte de los titulados en la propia academia. Como consecuencia, el desprestigio profesional y excesivo pragmatismo ha impedido el apoyo a las políticas de investigación básicas y la ayuda a la formación deformación de investigadores capaces de renovar el campo práctica y teóricamente." (Sierra Caballero, 1998: 25).

La Oficina para Europa el Banco Interamericano de Desarrollo en 2001 sostenía que las industrias culturales tienen una función fundamental en la creación de imaginarios individuales y de las identidades colectivas y constituyen uno de los vectores principales de expresión y diálogo entre culturas (Gentino 2004: 51).

En este orden de ideas, es posible preguntarse si estos actos discriminatorios encubiertos contra del trabajo intelectual de los científicos sociales provenientes de los países no centrales efectuados por revistas de divulgación de los principales centros académicos traen como consecuencia un desequilibrio de "miradas" o "construcciones de la realidad". Esta actitud de los centros académicos que promueven estas publicaciones científicas virtuales, que muchas veces también son producidas en soporte físico, que constituyen una industria cultural porque no sólo contribuyen a generar la circulación de bienes simbólicos sino que son productos que forman parte del mercado cultural y producen una renta, estaría vedando a la ciudadanía mundial de su derecho a tener "otras" visiones alternativas y más cercanas culturalmente de fenómenos sociales que generalmente son analizados desde la óptica de los científicos formados en los países más desarrollados.

Siguiendo este mismo orden de ideas, también me pregunto, ¿Porqué las investigaciones científicas que los científicos sociales envían a revistas electrónicas científicas que también se producen y comercializan en soporte impreso no son "trabajos rentados"? Retomando tantos teóricos como Alvin Toffler en "La Tercera Ola." y tantas investigaciones que se han realizado que abordaban el tema del teletrabajo y anunciaban sus veleidades, cabría preguntarse si este tipo de contribución intelectual a revistas científicas virtuales constituye un "trabajo virtual" o "teletrabajo".

Las publicaciones científicas que realizan convocatorias por Internet para publicar trabajos de investigación de científicos sociales en sus versiones digitales e impresas lucran con el trabajo de los investigadores porque son parte de las industrias culturales y en muchos países del primer mundo hasta cuentan con subvenciones del Estado (Dittrich van Weringh, 2004: 66) pero casi nunca pagan honorarios por dichas contribuciones. En algunos casos estas revistas académicas retribuyen el trabajo científico de los investigadores sociales con ejemplares de la publicación. La mayoría de las veces el jornal por el trabajo intelectual científico es "el privilegio" de ser considerado como valioso, apto y a la altura académica de la institución convocante para ser publicado y divulgado por su prestigiosa publicación de divulgación científica. Esta falta de respeto y de consideración por el trabajo intelectual de los científicos sociales constituye un atentado contra los derechos humanos. Las revistas científicas de divulgación académica atentan deliberadamente contra el "derecho a la información", el "derecho a la libertad de opinión y de expresión, el derecho (...) a investigar y recibir informaciones y opiniones y a difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio.", el "derecho a una remuneración justa y satisfactoria" por el trabajo intelectual, el derecho "a participar del progreso científico y en los beneficios que de el resulten" de los ciudadanos del mundo establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Asimismo, estas publicaciones atentan contra "la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan (a una persona) por razón de su producciones científicas, literarias o artísticas de que (la misma) sea autora".

Continuando la lectura del tema que nos reúne a partir de los Derechos Humanos, también es válido preguntarse ¿Hasta qué punto los científicos sociales provenientes de los países menos desarrollados tienen las mismas posibilidades de divulgar su trabajo en el espacio virtual que sus colegas oriundos del primer mundo por cuestiones estructurales que escapan al espacio virtual? Y con esto quiero recalcar que las condiciones estructurales de vida y las condiciones laborales de un científico social que habita en un país latinoamericano o que vive en un país no desarrollado no son las mismas que las que goza un científico social en Europa o Estados Unidos y esto repercute en su trabajo científico, en su capacidad de producir y difundir bienes simbólicos culturales y de participar en el progreso científico de su país y del mundo.

Los científicos sociales del primer mundo, incluso los círculos más ilustres de intelectuales de los países menos favorecidos, tienen mayor poder adquisitivo y mejores condiciones laborales que un científico social relativamente destacado en América Latina. Los investigadores sociales de los países que no pertenecen al primer mundo muchas veces deben realizar sus trabajos de investigación fuera de su horario laboral. Incluso, mucho de nosotros tenemos que vivir de otros trabajos que nos permiten sustentar nuestra vida cotidiana para poder darnos el gusto de ser investigadores. Esto implica que la calidad de los investigadores de los países en vías de desarrollo no sea la misma que la de un científico social proveniente del primer mundo. En el primer mundo los investigadores cuentan con dinero para poder comprar bibliografía, para realizar trabajos de campo, tienen muchas más posibilidades de acceder a becas, sus gastos de viáticos a congresos, seminarios y cursos de perfeccionamiento son solventados por las instituciones que representan, etc.

En contraposición, en los países menos desarrollados todo se hace a pulmón. Incluso los investigadores-docentes que pertenecen a instituciones educativas universitarias sufrimos el avasallamiento de nuestros derechos laborales porque nuestros empleadores descuentan los días que un docente no trabaja para asistir a cursos de perfeccionamiento porque para el sistema de "educación de mercado" la excelencia académica no es un valor, no es una inversión en el futuro de una sociedad sino que es considerada un gasto.

Asimismo, los científicos sociales de los países menos desarrollados contamos con poco tiempo libre para realizar producciones independientes y para subsistir debemos tener más de un trabajo porque nuestras remuneraciones no llegan a cubrir la canasta básica. Todo esto como algunas de las consecuencias de la adopción de las leyes de flexibilización laboral en los centros académicos.

Por todas los cuestionamientos antes expuestos, cabe destacar que las dificultades para el acceso democrático de toda la ciudadanía a la Sociedad Mundial de la Información y para la emisión, circulación y recepción de información de los individuos que provienen de los países menos desarrollados o que pertenecen a la clase subalterna, se deben a la imposibilidad de superar la dicotomía de las categorías elite dominante-clase subalterna que no desaparece en el espacio virtual, a la "mercantilización de la cultura", a la lógica medieval de los "templos del saber" -las academias-, y a la lógica y los intereses económicos y políticos que hay en juego y que Internet en están por encima del "derecho a la información", el "derecho a la libertad de opinión y de expresión, (...) a investigar y recibir informaciones y opiniones y a difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio.", el "derecho a una remuneración justa y satisfactoria" por el trabajo intelectual, el derecho "a participar del progreso científico y en los beneficios que de el resulten", y, por último, "toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de su producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora."Claves para una "Sociedad Mundial de la Información" democrática.Por todo lo expuesto, mediante esta ponencia mi intención no fue analizar la situación obvia sino que el espíritu de este trabajo es un espíritu de denuncia, un llamado a la reflexión y a la acción del gremio de científicos sociales, un llamado a poner la mirada en otros temas que tienen que ver, con las industrias culturales, con la política económica neoliberal y con el orden social injusto y antidemocrático imperante, que demuestran como Internet es una herramienta más al servicio de los propósitos nocivos del sistema hegemónico.

Mediante esta ponencia intento poner la mirada sobre las dificultades para el acceso democrático de toda la ciudadanía a la Sociedad Mundial de la Información y para la difusión y recepción de información debido a los intereses económicos globales que hay en juego en el desarrollo de políticas nacionales e internacionales de comunicación, información, educación y desarrollo tecnológico que no escapan a la lógica del espacio virtual.

Ante esta situación injustificable, me permito hacer un llamado a organismos, como ALAIC, FELAFACS u otras asociaciones e instituciones representantes de los intereses de los científicos sociales a que protejan los derechos de los profesionales de las ciencias sociales a "la información", "a la libertad de opinión y de expresión, (...) a investigar y recibir informaciones y opiniones y a difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio.", "a una remuneración justa y satisfactoria" por el trabajo intelectual y "a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de su producciones científicas, literarias o artísticas de que (una persona) sea autora.".

Asimismo, convoco a los científicos sociales aquí presentes a generar redes de asociaciones de profesionales, de ONGs., de colectivos sociales, de individuos, etc. de todo el mundo a proyectar planes de acción conjunta para garantizar la existencia en Internet de un flujo equilibrado de información, conocimiento y cultura proveniente tanto de los países centrales como de los países periféricos, para que el espacio virtual sea un ámbito democrático, donde prevalezca la equidad social sobre la lógica economicista de las industrias culturales y del sistema económico neoliberal imperante.

Debemos aspirar a que Internet se convierta en un universo verdaderamente pluricultural, multilingüístico y democrático, promoviendo la difusión y circulación de ideas, información, conocimiento y distintas culturas de todo el mundo de una manea equitativa y equilibrada. De este modo se estaría contribuyendo a crear una verdadera Sociedad de la Información o, mejor dicho, de una Sociedad de Conocimiento inclusiva, respetuosa de todos los pueblos, de los valores de la Democracia y los Derechos Humanos de la ciudadanía mundial.

Referencias bibliográficas

ARIAS, Fernando, MATEU, Gabriel, MOYANO, Liliana y ROTBAUM, Gabriel (2004) "Las industrias culturales: su significación política, económica y social". Observatorio de Industrias Culturales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Dossier Economía y Cultura. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

APC-CRIS. "Involucrando a la sociedad civil en políticas de TIC. La cumbre mundial sobre Sociedad de la Información." (2003) Johannesburgo, Sudáfrica: STE Publishers.

BONET I AGUSTI, Luís. (2004) "Una reflexión en clave latinoamericana.". Observatorio de Industrias Culturales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Dossier "Economía y Cultura." Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

BUSANICHE, Beatriz. "En exclusiva para clientes Microsoft: Los medios del Estado en Internet." 15/04/04 http://weblog.educ.ar/sociedad-informacion/archives/002303.phpCosejo Nacional de la Cultura de las Artes del Ministerio de Educación de Chile. División de Cultura, (2004) fragmento del informe: "Impacto de la cultura en la economía chilena". Observatorio de Industrias Culturales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Dossier "Economía y Cultura." Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

DITTRICH van WERINGH, kathika (2004) "La cultura como factor económico." Observatorio de Industrias Culturales de la Ciudad de Buenos Aires. Dossier Economía y Cultura. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.GARCÍA CANCLINI, Néstor (2004) "Los países latinos en la esfera pública trasnacional." Observatorio de Industrias Culturales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Dossier "Economía y Cultura." Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

GARGUREVICH, Juan (1998) Ponencia "Viejas ideas para nuevos escenarios." Congreso Mundial de Comunicación de UTBA. Argentina.

GENTINO, Octavio. (2004) "La cultura como capital". Observatorio de Industrias Culturales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Dossier "Economía y Cultura." Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina

RAMONET, Ignacio (1998) "La tiranía de la comunicación". Editorial Debate. Madrid, España.

SIERRA CABALLERO, Francisco (1998) "La Comunicación Total. El reto de la revolución del conocimiento." Instituto Europeo de Comunicación y Desarrollo. http://sapiens.ya.com/cedicom/biblioweb/Temuco.pdf.

TREJO DELARBRE, Raúl (2001) La Sociedad de la Información. Documento para el Curso a Distancia Interactivo en Periodismo Digital organizado por el Departamento de Periodismo II de la Universidad del País Vasco y la Sociedad de Estudios Vascos. Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México.
http://raultrejo.tripod.com/ensayosinternet/SociedaddelaInformacionenero2001.htm ONU, Declaración Universal de los Derechos Humanos. (1948). Art. 19, Art. 22, Art. 23 Inc. 3 Art. 27 Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires- Comisión de Derechos Humanos.ONU-UIT (2004) Declaración de principios. "Construir la sociedad de la información: un desafío global para el nuevo milenio" y "Plan de acción" de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad. Ginebra. www.itu.int/wsis


Notas

 

1 En contradicción a la política estatal, y en un acto de reconocimiento de los errores cometidos, la misma planta de celulosa es quien decide, tiempo después, autoparalizar sus actividades (08.05.05). Esta decisión se debe a las propias irregularidades (tanto medioambientales como políticas) cometidas por la industria y no consideradas por el Estado después del diagnóstico solicitado por la COREMA y realizado por especialistas en el tema. Sin escuchar, por supuesto y por parte de la autoridad, las voces anónimas de la multitud que, sin cesar, acusaban estas anomalías.

2 Mayor información sobre este conflicto en http://raluya.org, http://www.accionporloscisnes.org/ http://www.sociedadcivil.cl, http://www.agenciapulsar.org, http://www.portalciudadano.cl http://www.conama.cl, http://www.celco.cl, http://www.eula.cl y http://www.bio.puc.cl/caseb/ (Se agradece esta información al alumno del programa de Magíster en Comunicación de la Universidad Austral de Chile, Víctor Hugo Valenzuela Sepúlveda).

3 Para el científico de la Universidad Austral de Chile (UACh), Dr. Eduardo Jaramillo y coordinador del equipo que investiga el desastre ecológico en el Santuario de la Naturaleza "Carlos Anwandter": "El Comité de Fiscalización recomendó evaluar ciertos elementos químicos y la Corema no hizo nada. Incluso autorizó a Celco a tirar 43 veces más sulfato de lo que trae el río naturalmente. El comité dice una cosa y la Corema dice otra, ¿y todos ellos votan de forma unánime? ¿Entendieron el problema o les dijeron 'voten todos tal cosa'? Creo que la mayoría no ha tomado en cuenta los estudios de la Universidad Austral. Y podría estar en peligro la calidad del agua y la salud de las personas que viven en la cuenca (...) La planta tiene que seguir funcionando porque les conviene a todos, incluso a la Conama; si no, reconoce que cometió un tremendo error" (www.lanaciondomingo.cl / 5 de junio 2005).

4 A partir de ciertas nociones de Lewkowicz se pueden deducir las primeras aproximaciones entre los límites de la cárcel y las normas condicionantes de la universidad. "La cárcel es el lugar en que las condiciones de existencia más se aproximan a la amenaza siniestra de las determinaciones" (1996: 8).

5 Para Feyerabend no existe una "racionalidad científica" que pueda ser considerada como guía para cada investigación, "(.) un ligero lavado de cerebro conseguirá convertir la historia de la ciencia en algo más insípido, más simple, más informe, más 'objetivo' y más fácilmente accesible a un planteamiento por reglas estrictas e incambiables" (1975: 3).

6 "Mi actitud frente al estructuralismo. En contra del afán de encerrarse en un texto" (Bajtin, 1974: 392).

7 Inspirado por los trabajos arqueológicos y genealógicos de Foucault, Lewkowicz indica que "el problema carcelario" se aproxima a un dispositivo que es atributo del poder, "(.) una máquina de disciplinamiento y aplastamiento" (1996: 7).

8 "La comunicación humana es un proceso artificial. Descansa sobre artificios, sobre invenciones, sobre instrumentos, esto es, sobre símbolos que han sido ordenados en códigos (.) Luego de haber aprendido un código tendemos a olvidar su artificialidad" (Flusser, 2003: 1) Traducción de Breno Onetto Muñoz.

9 "El procedimiento Bokanowsky es uno de los instrumentos más eficaces de la estabilidad social (.) Hombres y mujeres en serie, en grupos uniformes. Todo el personal de una pequeña fábrica podría ser procedente de un solo óvulo bokanowskyficado" (Huxley, 1985: 18).


F@ro
Revista teórica del Departamento de Ciencias de la Comunicación y de la Información
Facultad de Humanidades - Universidad de Playa Ancha
INDICE | PRESENTACIÓN | TEMA I | TEMA II | TEMA III | TEMA IV | TEMA V| TEMA VI | E-RECURSOS
Ediciones Anteriores | Staff Revista F@ro |Buscador | Contacto