Revista F@ro Nº2

¡Beats de Kambio en Chile!
Se están multiplicando los discursos en el país

David Mateo
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Resumen: En esta ponencia argumentamos que la "cultura rave" es parecido a lo que James Lull denomina una "Supercultura". La cultura rave es una "supercultura" porque es una rejilla, una trama y una red de personas, de símbolos, de gustos y de estilos de importancia y relevancia personal que son recíprocamente interactuantes y se caracterizan por ser una forma individualizada de paquetes culturales que son cotidianamente usados, reutilizados y personalizados por las personas. La modernidad nos asocia con una experiencia de movilidad y cambio social de manera más dinámica. Así las definiciones de identidad, cultura y nación se han tornado menos obvias, menos estables y menos determinantes también.

Palabras Clave: Superculturas, Programación Cultural, Globalización, Cambio cultural, Comunicación y Cultura, Comunicación y Expresión

¡Hola hueón! -se saludan al encontrarse dos ravers en típica jerga chilena en una rave local . -"Ok. ok. ok!!! Un fuerte aplauso par DJ Tressor!!! -pedía uno de los organizadores por los altoparlantes. Una voz robótica dijo: "Diiii jeeeeyyyy.. ey ey ey ey ey y y y y y. WASK. WASK. WASK. on the mix, on the mix, on the mix. mix.mix (.) Desapareció el eco y se inició el set. El Dj mezcló ritmos. El "pincha-discos" hizo disponibles sus emociones y las fundió con las de los asistentes. Dos tornamesas giraron simultáneamente. Muchas ideas, muchas historias también hacían lo mismo. Las pantallas de cristal líquido mostraban los niveles del audio y la ecualización. Tiene los audífonos a medio colocar para buscar el fragmento perfecto y para escuchar la respuesta del público. Todo al mismo tiempo. Sus manos se mueven fluida y estratégicamente. Aprietan botones y giran perillas. Los acaricia con la yema de los dedos. Los golpea, los apura y detiene provocando cambios en el ritmo. Metáfora perfecta!

En la pista gritaban y bailaban con la música electrónica. De su ritmo y de su facilidad de ser mezclada, fusionada y transformada. Las chicas lindas vestían en un estilo muy agresivo heredado del punk, del hip hop o creado especialmente por el techno duro de Detroit. Otras parecían niñas pequeñas. Con el pelo recogido, con pinches y figuras de dibujos animados en todas partes, además de un "candy" ingenuo que chupan al tiempo que un tipo musculoso las admira a lo lejos. Ellos van de camisetas ajustadas como empapeladas al cuerpo; con overoles como si trabajaran en alguna fundición o en una industria. Algunos dan una idea futurista e "industrial" y otros heredaron símbolos de las viejas corrientes y subculturas de la segunda mitad del siglo pasado.

¡En ocasiones los "díjays" usaron orgasmos femeninos pregrabados y sintetizados! Otras veces "simplemente" los intercalaron con nuestro himno nacional, con gritos y frases en inglés; con chillidos; con ritmos brasileros o centroamericanos; con fragmentos publicitarios o con la música incidental de las series de la TV. La mayoría de las ocasiones fue beat sobre beat. Cortos, rápidos y emocionalmente expansivos. Punzantes siempre. capaces de arrancar las más locas imágenes de la mente. Quizás por eso los ravers bailan con los ojos cerrados y hacen como si modelaran figuras en el aire. ¡Move you body! -se escuchaba en la canción.

En los alrededores de la fiesta los jóvenes se juntaban y conversaban. Bebían y fumaban. Un condón inflado flotó en el aire. "Esto es libertad, esto es cultura. Estamos demostrando que somos una comunidad, que los jóvenes también tenemos motivaciones, no como dicen los políticos (.)", dijo "Capitán Cianuro" emocionado al momento de ser entrevistado por Canal 13.

Para los organizadores lo más importante no fue la cantidad de personas que asistió, casi doce mil, sino que "el sentido que tuvo el evento.". Pero, ¿cuál es ese sentido? ¿Político, económico o cultural? "¡Queremos demostrar que en Concepción también hay techno! ¡Queremos que sepan que también están pasando cosas!" -nos dijo un grupo de jóvenes mientras sostenían una bandera chilena y posaban para nuestra cámara de fotos. ¿Qué hacían allí esas banderas? ¿Cuál es el sentido que le dieron a la nación? La cultura y los cambios que están ocurriendo necesitan de una reconsideración que sea capaz de captar con mayor frescura estos acontecimientos y sus implicancias. Es cierto que van poco a clases y que no les importan mucho ni las elecciones ni los políticos, pero tampoco es que no hacen "nada". Esa palabra es demasiado general, a veces dura y sobre todo, tramposa. ¿Dónde quedaron los políticos? No lo sabemos. ¿Es individualismo? Probablemente. ¿Es aislamiento? Imposible. A encontrar caminos para estas preguntas es que está dedicada esta ponencia.

Cultura Rave

No es el objetivo de este trabajo celebrar la creatividad de la música electrónica, del Dj o de sus seguidores. Eso es algo que sin dudas no necesita ser probado. A nosotros nos interesa lo que consideramos es la capacidad que tienen los jóvenes de urdir sus grupos culturales utilizando recursos culturales disponibles y accesibles directa o indirectamente, así como por la manera en que se los apropian y les agencian cambios para construir sus mundos particulares llenos de significados. Hemos usado a la cultura rave chilena como especie de "medio cultural" para acceder a las formas de vida en el Chile contemporáneo y para entender cómo está cambiando la vida cotidiana, los discursos, las posiciones para los discursos y como se llegan a estructurar los nuevos. Ese proceso nos dio la posibilidad de hacer generalizaciones amplias, permitiéndonos combinar datos etnográficos empíricos con razonamiento teórico.

Como la comunidad de ravers que conocimos es diversa, no debimos "encarcelarlos" o de recluirlos en un habitáculo conceptual demasiado estrecho. Una buena descripción de ellos necesitó de mucho espacio para que se pudieran mover con libertad, para que pudieran "bailar a sus anchas".

En la cultura rave, la variedad, la creatividad y las motivaciones nunca quedan perfectamente establecidas porque son muy personales. Algunos son: futuristas, otros con un énfasis alternativo al modo corriente. Otros son mucho más tecnologizados, y a veces lucen rabiosos, indiferentes y se sienten superiores. Ellos se ven con "onda", "fashions" y hasta "actuales". A veces lucen atemorizados por el desarrollo, y otras se comportan como reaccionarios ansiosos. Siempre prefieren la música hecha con equipos electrónicos y mezclada por un Dj. También prefieren lo que no viene dado de los medios y las instituciones del mercado y valoran lo que está en los circuitos alternativos. Prefieren los circuitos populares y la ideas más personales antes que las masivas y mass mediáticas

Pero esta ponencia no es sobre chicos en sus habitaciones decidiendo de la nada que es lo que quieren ser sin mostrarlo a nadie. Aunque tiene tendencias individualizadoras muy fuertes, la cultura rave es imposible que tenga lugar si no adopta un sentido social y colectivo. Si no es así, pensar en alguna idea de "cultura" es inútil. Si las ideas e intenciones personales no fraguan ni tienen lugar fuera del individuo y no son disponibles en la cultura, no funciona. De lo que se trata es de personas expertas en elaborar conexiones complejas que es al mismo tiempo, un proceso de selectividad compleja.

El individuo es actor, diseñador, modelador de sus experiencias, y a diferencia de lo que muchas ideas populares propusieron antes, ya no lucen como abandonados a sus suerte ni como dejados a la mano de las certezas religiosas trascendentales. Ellos se salen de los esquemas, abandonan los enlaces estrictos a las estructuras de la sociedad industrial capitalista y se lanzan a la sociedad mundial.

La cuestión clave es que la cultura de la gente en un escenario mediatizado, tecnologizado y altamente variable está exigiéndonos de una matriz conceptual capaz de aportar nuevos elementos al análisis de las estructuras, lo objetivo y lo subjetivo, el poder que domina y las múltiples respuestas que surgen a él en la vida cotidiana.

Definiendo a la cultura rave como una auténtica Supercultura para la era de la comunicación

El desarrollo histórico sin paralelo de la tecnología de comunicaciones y la ola globalizadora que nos rodea están cambiando la naturaleza y el significado de la cultura. Aunque la "comunidad" sigue siendo una característica clave, la cultura se está convirtiendo en una empresa individualista y altamente discursiva.
James Lull 2001: 135

"Las prácticas culturales creativas del día a día se intersectan en contextos cada vez más cambiantes."
Paul Willis 2001: 47

No se trata de que haya pasado una "aplanadora cultural". Ese es el truco. Los ravers comparten muchas de las normas y valores amplios. Usan dinero chileno, toman micros y andan en autos con combustible que se compra en estaciones de servicio. Usan el sistema de agua potable. Ven televisión y viven en casas con puertas y ventanas. No se forran los cuellos con metal, aunque a veces ocurre; tampoco se amarran los pies para que no les crezcan mucho, aunque a veces pareciera que no se sacan las zapatillas ni para dormir. No hacen ceremonias, aunque confiscan y secuestran muchas experiencias rituales de mundos y religiones exóticas distantes.

Es por eso que pensamos que la "cultura rave" puede ser mejor definida antes que con el concepto de "subcultura" tan popular en la literatura científica en la antropología y sociología, sino que usando una noción proveniente de la ciencia de la comunicación, la de "supercultura" de James Lull (2000; 2001). Como él dice, "las superculturas son grupos establecidos, retículas y redes de relevancia personal intrincadas en complejas multiplicidades culturales que promueven el auto entendimiento, la pertenencia y la identidad, en tanto que proporcionan oportunidades de desarrollo personal, placer e influencia social" (2001: 132).

Sin embargo, al considerar a la cultura rave como una "supercultura" debemos igualmente mantener ciertos aspectos de sus precedentes en teoría social . Fundamentalmente el asunto de que es hecha, entregada y distribuida por gente común en actividades cotidianas Ella está todavía formada por "artefactos y estilos de expresión humana desarrollados por la creatividad humana de gente común y corriente, y que circulan entre las personas de acuerdo a sus intereses, preferencias y gustos" (2000: 165).

La cultura rave es una "supercultura" porque es una rejilla, una trama y una red de personas, de símbolos, de gustos y de estilos de importancia y relevancia personal que son recíprocamente interactuantes y se caracterizan por ser una forma individualizada de paquetes culturales que son cotidianamente usados, reutilizados y personalizados por las personas. La modernidad nos asocia con una experiencia de movilidad y cambio social de manera más dinámica. Así las definiciones de identidad, cultura y nación se han tornado menos obvias, menos estables y menos determinantes también.

Son estas actividades las que permiten ver y observar los discursos de identidad y cómo están cambiando también. A Chile han llegado nuevos referentes y se han formado nuevos grupos y nuevas pautas de comportamiento en la vida pública. Los discursos y las maneras de ser chilenos están cambiando. El problema que enfrentamos es sobre la explosión y dispersión de las referencias culturales.

¿Cuáles son las implicancias de esta nueva noción?


Los jóvenes practican una denegación altamente política de la política
Beck 1999: 11
Vive en movimiento
Slogan Telefónica Móvil

La superculturas como la rave se ubican en los espacios transitorios entre el aquí y el allá; entre lo material y lo simbólico; entre los sueños, los deseos y las aspiraciones; entre la sociedad y el yo. Ellas están altamente influidas por las realidades concretas y por las más íntimas de los individuos. Son continuamente enriquecidas discursivamente con el enorme caudal de símbolos y recursos de imaginería simbólica de la cultura pop, las ideas de oriente, los asuntos políticos cercanos y las recientes exigencias globales.

Esto significa que los ravers antes que receptores pasivos, antes que solo fanáticos, ellos activamente fusionan, hibridan y "samplean" material circundante. Así se da origen a la diversidad de formas culturales que constituyen los más nuevos e intensos acuerdos de identidad y pertenencia contemporáneos. La llave para tal proceso es la "programación cultural" y eso los convierte en "programadores culturales" (Lull 2000; 2001), es decir, en actores sociales que dibujan creativa y activamente los contornos de sus superculturas con recursos obtenidos desde esferas y depósitos culturales variados, de formas culturales internacionales; de civilizaciones estacionadas en los libros y ficheros históricos; de las culturas nacionales dominantes; de los elementos simbólicos folklóricos regionales y de la excitante vida diaria también.

Los ravers son creadores dispuestos que están usando la tecnología de interface amistosa. Ellos están "eligiendo opciones", "descargando recursos", "abriendo archivos", "guardándolos", "copiándolos y pegándolos". Ellos igualmente están luchando con la precariedad local y con las tormentosas y estridentes limitaciones morales poniendo su inventiva al servicio de la experiencia cultural.

Nuestro argumento de base es que el papel de la percepción e interpretación personal en la construcción supercultural es enorme, y por tanto el rol del individuo ya sea impulsando o deteniendo la innovación y la creación cultural es fundamental. Los programadores culturales, los autores culturales contemporáneos como los individuos de la sociedad, aunque funcionan dentro de estructuras sociales que los dirigen, no los determinan completamente. Las fuerzas del sistema no pueden seguir siendo pensadas como unificadas ni que actúan bajo algún acuerdo decisivo. Mucho hay de creatividad, intercambio de experiencias, turnos en el uso del poder y aumento de la calidad y oportunidad de desarrollo individual y de influencia social.

En la era de los medios de comunicación modernos la cultura no sólo se ha fragmentado y segmentado en el modo de vivir de los grupos, sino que los cambios de la tecnología y la actividad de la audiencia están dando un nuevo lugar a la gente y, al mismo tiempo, la gente está creando parte de esos lugares. Lo que debemos tener claro es que las condiciones tecnológicas y simbólicas que dan lugar a la programación supercultural están acentuando muchísimo la capacidad de la gente para promover cambios, establecer sus discursos y colaborando para que posiciones antes entendidas como débiles consigan tener más presencia, visibilidad y hasta poder de manera que cambian también nuestras nociones clásicas sobre él, porque en efecto, los discursos están cambiando y debemos pensar en la cultura como en un flujo y en un mundo en el que las personas pueden intervenir y re-dirijir este flujo.

El resultado teórico más importante para destacar es que las superculturas como la rave son espacios en los que los individuos pueden crear alternativas. Son estructuras para disfrutar, resistir, abandonar, evadir, olvidar y golpear la vida, a veces provisoriamente; a veces por más que por un rato y en las que siempre se comprometen recursos expresivos intensos para la ejecución del inmenso "poder simbólico" (Thompson 1996). Implica reconocer la enorme capacidad de las personas para usar las formas simbólicas para intervenir e influir en eventos y procesos culturales, políticos, ideológicos que exigen ciertas habilidades de "conectividad compleja" (Tomlinson 2001).

Esto mantiene a la cultura como comunidad, pero también como orientación y experiencia personal en las formas dinámicas en que la interacción social significativa tienen lugar Nos permite pensar con firmeza a la política desde la comunicación y la vida cotidiana (Martín-Barbero 1997; García-Canclini 1995). Nos permite pensar a la ciudadanía desde el consumo y esto es hacer frente a los nuevos y diferentes tipos de problemas que nos plantea la libertad internalizada y para la que muchos de los conceptos y recetas de la primera modernidad se han vuelto insuficientes.

Seguir esta noción y orientación teórica nos ha permitido entender las disparidades que ocurren en Chile entre la idealización de la democracia como la respuesta a los problemas, la irresolución de ciertos asuntos y la revolución que está ocurriendo en la vida personal e íntima de las personas. Es allí donde nos parece importante prestar atención a los sujetos y a cómo están usando las posibilidades de la democracia (¡están democratizándola!) y es en donde están tomando sus propias decisiones constituyéndose en una zona cultural donde muchas de las nuevas reelaboraciones sociales están teniendo lugar en esta era. Las posibilidades de éxito son variadas y las de fracaso son muchas, pero eso no niega que lo intenten y que incluso alcancen ciertos logros, especialmente allí, en donde las grandes estructuras tienen poca posibilidad de controlar.

Aunque el país fue noticia a la sombra de Pinochet hoy hay un nuevo Chile, un país más moderno, más dinámico y vibrante de creatividad cultural. Chile ha intentado desarrollar su economía e incorporarse al globo. Esto para muchos ha significado el virtual congelamiento de otros problemas. Ha sido muy difícil para los gobiernos de la concertación articular innovación tecnológica y al mismo tiempo conseguir una reparación de los abusos del pasado. A esto debemos agregar las nuevas exigencias. Dar los pasos necesarios para alcanzar una innovación que zafe a los chilenos de las represiones morales y religiosas que caen pesadas sobre las espaldas de cualquiera que intente innovación en el estilo y modo de vida ha sido casi imposible en lo institucional o legal. Sin dudas que los chilenos han conseguido sólo algunos avances en su vida personal. Ellos están decidiendo lo que quieren y hasta ahora la máxima aspiración parece ser esperar a que el sistema capte la señal. Allí en la vida personal, el sistema se ha hecho demasiado lento, y el sujeto, el sujeto es veloz.

Conclusiones: Cultura en movimiento

"La era de la modernidad sólida ha llegado a su fin"
Bauman 2003: 8
"Vive en movimiento"
Slogan Telefónica Móvil: 2004

En la pista ellas y ellos gritaban y celebraban el "sampleo". También trataban de conseguir una mirada de la chica guapa en la otra esquina, y con más suerte, su teléfono o dirección msn también. Había tanta energía puesta en todo aquello. Mucho trabajo laborioso. Recordamos la voluntad y su rol espectacular en la cultura. Recordamos la actitud, las ideologías y las filosofías que han penetrado sus mundos. Cómo olvidar la importancia del placer y la creatividad cultural, la comunicación expresiva, y el cómo son ravers todos los días, antes, durantes y después de las fiestas. También recordamos las maniobras diarias, la programación cultural, la incorporación de las innovaciones, de las ideas cosmopolitas y el desarrollo individual. Aunque suena tentador, concluir que en resumen nada importa ya a los jóvenes, no nos parece que tiene mucho sentido después de ver tal panorama lleno de actividades y motivaciones tan fantásticas.

¿Qué significa? Aunque nacemos en un mundo de expectativas comunes, en unas formas de vivir, ser, sentir, desear, querer, amar, odiar, recordar y hasta de imaginar, la cultura no es un bloque inmóvil de conocimientos. Es también un set de ideas, reacciones y expectativas que cambian constantemente, así como todos cambiamos con ellas. Se mueve de aquí para allá. Sería también "experimentada" e "interpretada" antes que sólo recibida y reproducida mecánicamente.

Esto implica que la cultura es más tentativa y flota entre el individuo y la sociedad. Si bien las formas culturales tradicionales se mantienen vitales para la organización social de la vida diaria y para alcanzar objetivos políticos serios, simultáneamente sirve para que los individuos modelen sus identidades sociales y personales. Esto es particularmente visible hoy porque las formas culturales se han vuelto más y más simbólicas, mediatizadas, sintéticas y móviles. La gente no solo cruza las calzadas del barrio ni solamente se mueve dentro de un territorio nacional definido. La desterritorialización nos eleva no sólo por encima del territorio, sino que por sobre nuestra conexión cultural de raigambre local abriéndonos en varios sentidos a un mundo vivido más grande, diverso y amplio.

La explosión de recursos simbólicos está permitiendo la formación de discursos culturales más variados, es decir, se están multiplicando los discursos, en las vidas cotidianas. Entonces, lo que ocurre es que los grupos y los individuos están aprovechando el flujo de imaginería simbólica acomodada en las tecnologías de información y la siempre creciente de la movilidad humana. En medio de estos viajes y sueños las personas crean sus vecindades de estilo y sus barrios emocionales. Así intervienen en la cultura, arman, modelan, personalizan, porque como dijimos, ella no es sólo recibida, aceptada o continuada, también es construida constantemente.

Lo nuevo es la abundancia de acontecimientos, de espacios y la individualización de las referencias. El perfil multicultural de hoy crea estas oportunidades de construcción de matrices mucho más variadas de identidades y estilos de vida grupales. Todo esto está implicado y es lo que está actuando para remodelar la cultura. De esta manera es que debemos entender a los más actuales formas y discursos culturales como el de los ravers, el de los hip hoperos, los trashers y tantas otras alternativas populares tan subestimadas teóricamente en las ciencias.

En este trabajo hemos notado que cambios profundos han operado. Es un lugar con episodios todavía muy importantes en la memoria. Los miles de chicos lo demostraron, pero también que es un lugar que se abre al futuro también.

Es precisamente en los entornos humanos más o menos estables que tiran fuerte de los Chilenos para mantener ciertas costumbres, y de las nuevas fuerzas cambiantes que trae consigo la globalización que intentamos examinar las prácticas cotidiana de los jóvenes fanáticos del techno en Chile. Podríamos resumir diciendo que Chile vive un momento complejo y tenso entre individuos que pasean culturalmente, que están teniendo acceso a nuevos referentes, pero que antes que salir volando lejos, están materializando sus prácticas aquí mismo. Y que estas acciones individualizadas parecen no estar colaborando para formar una identidad nacional clara, sino que una más diversa, variada y multifacética. Nos muestra que Chile se está proyectando con ideas nuevas y eso está "descuajeringando" cualquier idea se estabilidad. Es decir, el uso de recursos simbólicos va más allá del mero uso cosmético o lujoso, es una labor cultural que implica definir lo que se quiere y lo que se desea, buscar caminos y recursos expresivos para hacerlo.

A pesar de las intenciones y demandas fuertes por que las personas se mantengan más o menos iguales, más o menos como sus padres, más o menos como sus profesores, el techno en Chile nos muestra que nuestras vidas no están determinadas, estamos inventando nuestras vidas; estamos negociando e intercambiando experiencias en nuestras vidas; estamos decidiendo como llevar nuestras vidas, esto aunque nuestros ambientes familiares no lo estén alentando ni aceptando alegremente. En efecto, la globalización es un proceso externo enorme cuyas repercusiones más profundas están en la localidad.

Esta idea está a la altura de que la supercultura como concepto rescata que aunque mucha de la vida gire en torno a lo "local" y está fuertemente influenciada por los lugares físicos reales, y que aunque es cierto que debemos seguir manteniendo las distinciones espaciales como lo "global" y lo "local", al mismo tiempo significa no debemos simplificar en exceso la manera en que las "realidades" simbólicas y culturales contemporáneas son percibidas, experimentadas y combinadas. "Nuestras emociones más profundas y nuestros cuerpos ya no están simplemente 'aquí'. Una característica definitoria de la cultura en la era de la comunicación es que cuerpos humanos y emociones reales interactúan con y son energizados por cualidades evocativas y sensuales de esferas culturales múltiples, ubicuas y efímeras de maneras que ayudan a los individuos a incrementar el control sobre sus experiencias de vida" (Lull 2001: 160).

Reconocer la constitución de un yo reflexivo, cambia la unidireccionalidad del argumento de la dominación y hegemonía cultural y hace que el desafío que nos sugiere la globalización para lo local es que el proyecto cultural individual se pueda extender hasta la conseguir armar un entramado de reciprocidades colectivas. Esto podría derivar -¡sin garantías!- en una combinación rica entre desterritorialización de la experiencia cotidiana abierta al mundo junto al crecimiento y enriquecimiento de las formas de vida locales. El yo abierto es un yo recíproco; el yo local es un yo global y así entra lo bueno -y lo malo- de lo global.

Como vimos, los ravers de nuestra investigación cultivan perfiles culturales dinámicos muy intensos. Son exploradores que viven la incertidumbre la democracia instalada en una época de insurrecciones explosivas en que las vidas se hacen más sensitivas y emocionales afectando todas las dimensiones íntimas y personales más que en cualquier otra época precedente.
La supercultura rave puedo ayudarnos a entender como en Chile -y en el mundo- las personas hacen distinciones respecto de la cultura que han recibido y puede asistirnos para argumentar con mayor peso y confianza que las personas no sólo clarifican sus valores y sus identidades culturales, sino que también las actualizan, las remodelan, adaptan y eligen. Así se están multiplicando los discursos culturales en esta era. Las multivalencias socioculturales revelan que los discursos que rodeaban los grandes conceptos, tales como cultura nacional, identidad o nación hoy son provisionales o incluso contradictorios.

Por otra parte. Debemos destacar algo que está en la discusión la teoría tradicional sobre medios de comunicación. La gente no sólo se expone a los textos, sino que a menudo ponen su fe y su voluntad para cambiar las cosas. Esto no quiere decir que las personas sean todopoderosas, ni que el mercado no consiga influir desde afuera, ellas operan efectivamente, pero ellos no entran forzando las cerraduras de sus ánimos. Los ravers que conocimos no sólo están expuestos al flujo de recursos simbólicos, ellos mismo hacen y moldean este flujo. Los nuevos procesos de comunicación visibles en los contextos culturales de los ravers chilenos, enfatizan que las personas están desestabilizando el "equilibrio injusto" entre emisores y receptores que había sido sintetizado y establecido en las corrientes más convincentes de teoría social. Así se crea el mercado alternativo. Esta actividad es lo que por un lado está dinamizando el cambio cultural. Las estructuras son lentas para cambiar y no desaparecen, pero el individuo está mostrando ser ágil y se mueve para dar forma y un aspecto más interesante a la vida. Los resultados no son del todo determinados ni mucho menos predecibles.

"¡Yea-aaah!" gritan eufóricos. Sus ojos brillan como espejos en la luz blanca del local utilizado para la fiesta. Una sonrisa les cubre la cara mientras acarician los vinilos, la botella, el pecho y el trasero de su pareja o de su "pinche de ocasión". arriba en la tarima sostienen los audífonos y perillean en la consola. Abajo los ravers hacen piruetas magistrales y elegantes al bailar. Ellos buscan la mezcla perfecta, igual que la droga, la ideología más exótica y la emoción más fuerte. Allí pudimos ver realmente el ímpetu y motivación con que viven los muchachos del techno hoy y hacia donde va Chile camino al mañana. "¡Suena la raja!" ¡Kachen el bombo! Suenan los beats del techno y suenan también los beats del kambio en Chile.

Referencias bibliográficas

BAUMAN, Zygmunt (2002). Modernidad Líquida. Fondo de Cultura Económica, FCE, México.

BECK, Ulrich (1999) La Invención de lo Político. Fondo de Cultura Económica, FCE. Buenos Aires.

BECK, Ulrich, BECK-GERNSHEIM, Elisabeth (2001) Individualization. Sage, London.

GARCÍA-CANCLINI, Néstor (1995) Consumidores y Ciudadanos, Editorial Grijalbo, México.

LULL, James (2000) Media, Communication, Culture, Global Approach (Revised ed.). Cambridge: Polity Press; New York: Columbia University Press.

LULL, James. (2001) Culture in the communication age. Routledge. New York & London

THOMPSON, John. B. (1996) Los Media y la Modernidad. Paidós. España.

TOMLINSON, John (2001) Globalización y cultura. Oxford University Press. México.

WILLIS, Paul ( 2000). The Ethnographic Imagination. Polity Press. London


Notas

1 Esta ponencia es el resultado de una investigación etnográfica en la cultura rave en Santiago de Chile. Nuestra investigación incluyó conversaciones; entrevistas; charlas vía MSN; intercambio de material; cientos de horas de observación participante; muchas horas escuchando música, revisando fotos, videos y películas; clases en la Dj School; campamento en una de las raves más grandes de Chile y otras experiencias con algunos de sus más estables seguidores.

2 Las raves son fiestas que normalmente se realizan en ex - talleres urbanos, aeropuertos, parques abiertos, plazas, calles, casas abandonadas, y discotheques underground. En las raves y fiestas se escucha música techno principalmente. De hecho esa es su otra denominación, "cultura techno" o "electrónica".

3 Este concepto aparece publicado y extensamente desarrollado en "Culture in the communication age", Routledge, 2001 de James Lull. El eje de ese trabajo es analizar el significado de las múltiples manifestaciones de la cultura en lo que él llama "era de la comunicación". Además, este capítulo aparece en español como archivo descargable -¿podía ser de otra manera?- en su página web personal: http://members.aol.com/JamesLull/index.html


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Revista teórica del Departamento de Ciencias de la Comunicación y de la Información
Facultad de Humanidades - Universidad de Playa Ancha
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