Estudios - Revista F@ro Nº 11

Democracia y Comunicación: Un Lugar para los Medios Comunitarios

Cristian Cabalin Quijada*
ccabalin@uchile.cl
Instituto de la Comunicación e Imagen
Universidad de Chile (Santiago, Chile)

Recibido: 04 de enero 2010
Aprobado: 18 de abril 2010

Resumen

En este artículo se exponen las principales conclusiones de dos investigaciones que se propusieron como objetivo describir el impacto de los medios comunitarios en el proceso de construcción de identidad y comunidad de los habitantes de dos poblaciones emblemáticas de Santiago. Dentro de los hallazgos más relevantes, se destaca el espacio de encuentro que pueden propiciar los medios comunitarios y sus posibilidades para contribuir al fortalecimiento de la democracia.

Palabras clave: medios comunitarios / identidad / comunidad / La Victoria / La Bandera.

Abstract

This article presents the main conclusion from two researches which goal was to describe the impact of the community media in the process of building identity and community among inhabitants of two shantytowns in Santiago, Chile.  The most important findings of these researches are the gathering space lead by community media and their ability to contribute to democratic development.

Key words: Community media / identity / community / La Victoria / La Bandera.

Introducción

La sociedad moderna no se entiende sin los medios de comunicación (Luhmann, 2000). Su influencia se despliega en diversas dimensiones, afectando la construcción de la democracia, la opinión pública y la sociedad civil (Habermas, 1986). Los medios masivos (televisión, internet, radio y prensa escrita) impactan decididamente en la constitución de las agendas noticiosas y temáticas, extendiendo los límites del sistema político (Sampedro, 2000). Los medios se han transformado en los principales soportes para poner en tensión las identidades (individuales/colectivas) y los conflictos asociados a lo local y a lo global, ya que promueven ciertos imaginarios sociales.

En este contexto, emergen pequeños espacios de comunicación que rompen con la lógica de la masividad y tienen pretensiones reducidas a lo local. Son los denominados medios comunitarios de comunicación, que “están llamados a jugar un importante papel en el desarrollo, especialmente dentro de las comunidades pobres y de las áreas rurales o marginadas” (Milan, 2006, p. 270). Por lo tanto, se presume que los medios comunitarios funcionarían como plataformas comunicacionales para generar proyectos en favor de la comunidad en donde están asentados.

Esta premisa tiene sentido si consideramos el enorme impacto de la comunicación en las transformaciones sociales, ya que los medios pueden operar como agentes de cambio social. Es ahí donde se abre espacio para los medios comunitarios o alternativos, ya que desafían estructuras tradicionales para incorporar nuevas dinámicas en la producción y transmisión de contenidos.

Justamente, en este artículo se exponen las principales conclusiones de dos investigaciones que permiten describir el impacto de los medios comunitarios en la conformación de una comunidad organizada y participativa, para determinar así su contribución a la profundización de la democracia.

Los proyectos de investigación fueron: “La ciudadanía y la identidad en el sujeto popular de La Victoria. Desde la política a la televisión en el proceso de modernización de Chile”[1] (2009) y “El papel de los mass media en los procesos de configuración de identidad y comunidad en los sectores populares. Un estudio del consumo televisivo y radial en la población La Bandera”[2] (2007-2008).

Los estudios fueron localizados en las poblaciones La Victoria y La Bandera, dos zonas emblemáticas del sur de Santiago, caracterizadas por su cariz político asociado a la resistencia y a la organización poblacional. En el caso de La Victoria se tomó como medio de referencia una señal televisiva (Canal 3) y en La Bandera se consideró una radioemisora local (San Ramón FM).

El siguiente artículo ha sido dividido en tres partes: en la primera se caracterizan ambas investigaciones y las zonas donde se desarrollaron; luego se describen las referencias teóricas y metodológicas empleadas; para finalmente dar paso a las principales resultados y reflexiones que surgen de ambos estudios.

Por La Victoria y La Bandera

El estudio de los habitantes de los sectores populares urbanos se ha caracterizado por describir sus condiciones materiales de vida, su nivel educacional o tipo de ocupación, casi siempre en relación con las posibilidades de superación de la pobreza. Además, existe otra perspectiva que ha intentado descifrar cuáles son las definiciones identitarias, políticas y sociales de las personas que habitan en las zonas marginales de la ciudad (Márquez, 2006; Salazar y Pinto, 1999).

A esta última línea de trabajo se acercan las investigaciones que se presentan en este texto, pues ambos estudios fueron realizados con el objetivo de describir cómo la presencia de los medios comunitarios impacta en el proceso de configuración de identidad y comunidad de los habitantes de los sectores pobres de Santiago, en este caso, de las poblaciones La Victoria y La Bandera.

Así se intentó analizar cómo se construye hoy la identidad del poblador, cómo interactúa con su entorno, cómo se reproduce a través de sus prácticas que remiten a la vida cotidiana, que es el lugar donde se reproduce lo social (Heller, 1987). En definitiva, la vida cotidiana remite también a la cultura donde se desarrolla, a la apropiación de discursos y significados que “flotan” en lo social.

Es en este contexto donde los medios comunitarios pueden tener una alta importancia, ya que permiten que esos discursos sean visibles y difundidos. En las investigaciones reseñadas se intentó vislumbrar el impacto de estos medios en territorios determinados, que tienen características propias y que permiten distinguir algunas cualidades esenciales de los sujetos que viven en zonas marginales urbanas.

La Victoria y La Bandera son poblaciones representativas de un momento histórico de Chile, pero además sus habitantes son testigos y protagonistas de las grandes transformaciones sociales de las últimas décadas.

Ambas nacen producto de toma de terrenos, pero con más de 10 años de diferencia. La toma que dio origen a La Victoria se produjo el 30 de octubre de 1957, constituyéndose así en la primera de estas experiencias de movilización popular en América Latina (Garcés, 2002).

La Victoria fue una de las poblaciones más combativas durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990). Está asentada en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, donde existen altos grados de vulnerabilidad social. La delincuencia es uno de sus grandes problemas. Es más, en los últimos años ha ocupado la mayor atención de los medios de comunicación por hechos relacionados al narcotráfico, pues ahí operan las principales bandas de Santiago dedicadas a la comercialización de cocaína, pasta base y marihuana.

Los problemas asociados a la delincuencia tienen también relación con las precarias condiciones materiales de los habitantes de La Victoria, que no escapan a una de las tendencias más dramáticas de la economía chilena: la injusta distribución de los ingresos. Chile es uno de los países de América Latina con mayores niveles de desigualdad, lo que genera una percepción de insatisfacción en los individuos menos favorecidos con los procesos modernizadores del último tiempo.

Esa misma situación es la que enfrentan los habitantes de la población La Bandera, que surgió también como una toma de terrenos el 26 de enero de 1969. En sus inicios albergó a seis mil familias y unos 30 mil habitantes (Garcés, 2002). Primero asentada en la comuna de La Granja y hoy en San Ramón, al sur de Santiago, La Bandera se convirtió rápidamente en una de las poblaciones más emblemáticas de la capital. Tiene un estrecho vínculo con la actividad política de la Unidad Popular.

La Victoria y La Bandera definieron una nueva manera de actuar políticamente de los pobladores: la organización de los vecinos y la presión a las autoridades se legitimaron como estrategias de lucha por sus derechos. Esta relación entre toma de terreno y política, le valió a los habitantes de ambas poblaciones sufrir la violenta represión de la dictadura de Augusto Pinochet. De hecho, la represión urbana del régimen se concentró en las poblaciones.

Pese a los allanamientos, persecución y exilio de los dirigentes históricos, durante los años ochenta se produjeron intentos de otras tomas en La Bandera. Las adversas condiciones impidieron su materialización, pero sí sirvieron como antesala de las primeras protestas nacionales.

La represión repercutió fuertemente en el tejido social, aunque no debilitó la cohesión entre los pobladores, lo que jugó un papel crítico en la recuperación de la democracia. En las protestas nacionales (1983-1984), los pobladores fueron actores principales, demostrando su activa participación política y rol como ciudadanos.

Sin embargo, durante el proceso de recuperación y consolidación de la democracia desde 1990, los pobladores han visto como su posición de actores políticos relevantes se ha ido desdibujando, afectando otras dimensiones de su vida cotidiana, asociadas a la identidad y a la construcción de comunidad.

En contextos de “desigualdad y de frágil integración social respecto de los modelos de modernidad, los actores poblacionales no solo están ausentes del escenario y del debate público, también enfrentan dificultades para definir sus principios identitarios y sentidos que los unifiquen en su accionar” (Márquez, 2006, p. 2).    

Para tratar de encontrar pistas sobre lo que ocurre con los sectores populares, las investigaciones acá mencionadas se propusieron un cruce disciplinar entre la Antropología y la Comunicación, para vincular así a los medios comunitarios con la cultura y el territorio en el que están insertos.

Los medios masivos de comunicación son los que hoy narran las identidades que cohabitan en distintas constelaciones simbólicas, pero también los medios con pretensiones más comunitarias pueden hacerlo.

La televisión o la radio pueden “contar” una identidad y describir un tipo de comunidad, no obstante, sus receptores pueden experimentar una totalmente distinta. Por eso, es relevante el papel del Canal 3 de La Victoria, que nació como una iniciativa comunitaria hace 11 años, y de la estación comunal (San Ramón FM) que lleva casi 10 años al aire y que tuvo su origen en una organización cultural-juvenil.

Referencias teóricas

Si los principales objetivos de las investigaciones se relacionaron con indagar en el papel de los medios comunitarios en el proceso de construcción de la identidad y de comunidad de los habitantes de las poblaciones La Victoria y La Bandera, los conceptos que atravesaron la discusión bibliográfica fueron aquellos asociados al impacto de los medios de comunicación en la sociedad actual, sobre todo en los sectores populares, su caracterización como medios comunitarios y las nociones de comunidad.

Lo anterior tiene como supuesto que el actual proceso de modernización en el que Chile se encuentra inmerso, desde hace unas décadas, ha alterado los elementos de constitución de una comunidad. Frente a este escenario, los medios pueden promover mayores espacios de encuentro y entendimiento (Habermas, 1990), ya que hoy son los principales vehículos de transmisión cultural y socialización (García Canclini, 1995; Martín Barbero, 1991).

“Si algo distingue a las sociedades actuales de las anteriores, es precisamente su dependencia (y pertenencia) mediática múltiple… No es posible sustraerse de los medios y los que lo hacen, o son forzados a hacerlo, afrontan incalculables costos por su exclusión” (Orozco, 2002, pp. 19-20).

Su impacto es decisivo en la construcción de las subjetividades e identidades, ya que proporcionan marcos de referencia, con los cuales los sujetos pueden operacionalizar la construcción de su identidad, entendido en estas investigaciones como un espacio de reconocimiento y diferenciación. Se asumió que la identidad es también un asunto de poder y del lugar que ocupan los sujetos en la sociedad (Grossberg, 1996). En ese contexto, los medios pueden jugar un papel determinante.

En el caso de los habitantes de los sectores populares, los medios de comunicación representan un espacio de interrelación con lo global. “La vinculación de los más pobres con la globalización se produce más bien de forma muy activa por la vía de lo simbólico” (Quiroz, 2003, p. 14). Sin embargo, los más pobres están en una relación de desventaja con los medios masivos de comunicación, porque las representaciones que se hacen de ellos siempre están ligadas a valores socialmente rechazados.

Además, los medios muchas veces reproducen las desigualdades sociales (Van Dijk, 1997). Como un intento para contrarrestar esta dinámica, surgen los medios comunitarios, que tienen la pretensión de entregar una visión más comprometida con la realidad local donde operan y pretenden escapar de las representaciones sociales que entregan los grandes medios de comunicación. “Generalmente, los medios comunitarios se caracterizan por un alto grado de horizontalidad, apertura y posibilidades de participación” (Milan, 2006, p. 272).

Las investigaciones reseñadas se propusieron también indagar en cómo los medios comunitarios promueven la vida comunitaria y la participación social, entendida como la vinculación e intervención de los sujetos en el espacio público, ya sea a través de su pertenencia a organizaciones o, simplemente, las relaciones que establecen al interior de su comunidad. La comunidad es el lugar donde se ponen en tensión las identidades individuales y colectivas, ya que remite a un espacio cercano, conocido y con intereses comunes (Ander-Egg, 1998).

Metodología

Para indagar en las nociones y percepciones de los pobladores de La Victoria y La Bandera sobre estos conceptos, en estas investigaciones -descriptivas- se optó por una estrategia metodológica que incorporó técnicas cualitativas y cuantitativas. La estrategia metodológica consideró además la perspectiva del construccionismo social, que entiende que la realidad se construye socialmente, donde los sujetos configuran sus universos simbólicos.

Para analizar los universos simbólicos de los habitantes de la población La Victoria, se realizaron 13 entrevistas semiestructuradas y dos grupos de discusión.

Con estas técnicas se intentó “capturar” primero las percepciones de los pobladores y luego del análisis de las entrevistas, se procedió a indagar en el discurso social presente entre los habitantes de La Victoria. La realización de los grupos de discusión buscó justamente rescatar el orden social que articula la subjetividad individual.

En el caso de la investigación en La Bandera se realizó una encuesta a 103 pobladores, para describir su consumo mediático y principales usos y apropiaciones de los medios de comunicación. Además, se desarrollaron 15 entrevistas semiestructuradas. La razón por la cual primero se aplicaron las encuestas y luego las entrevistas se debe a que, a través de las encuestas, se pudo tener un conocimiento más general del impacto que tienen los medios en los procesos de configuración de identidad y comunidad de los habitantes de la población y, luego, se indagó en los temas más importantes que arrojó el análisis de los datos cuantitativos.  

Finalmente, para analizar las entrevistas se empleó análisis de discurso. Así se extrajeron las categorías temáticas presentes en las percepciones de los pobladores y se estableció una relación en función de sus nociones de identidad y comunidad a partir del consumo mediático de un medio comunitario (Canal 3 de La Victoria y radio San Ramón FM, en la población La Bandera).

Principales resultados

De acuerdo con el análisis de la información recopilada en estos estudios, se desprende que los medios comunitarios son ampliamente conocidos por sus potenciales receptores. La gran mayoría sabe de su existencia, en qué señal o frecuencia los pueden sintonizar. Sin embargo, su consumo es reducido y prefieren otras fuentes de información y entretenimiento. En el caso de La Bandera, los pobladores le entregan mayor credibilidad a la televisión abierta que a la radio local. Esto evidentemente se explica por el alto grado de penetración que posee la TV por sobre la radio. El valor de las imágenes en los sectores urbanos es superior a las ondas de las radios.

De hecho, al comparar ambos medios comunitarios, el Canal 3 tiene una mayor valoración por los pobladores de La Victoria que San Ramón FM por los pobladores de La Bandera. En esta población, la distancia con este medio se produce -según los entrevistados y encuestados- debido a que no se sienten totalmente representados por sus contenidos, ya que solo repite programación que se puede encontrar en cualquier emisora comercial. En el caso de la televisión comunitaria es mayor la valoración, ya que -a juicio de los pobladores- en sus contenidos se ven expresados su cotidianeidad y sus rostros.

Es decir, este medio configura un espacio de reconocimiento, lo que evidentemente impacta en el proceso de configuración de identidad de los habitantes de La Victoria, pues desconfían de los grandes medios que construyen -en su opinión- estereotipos que no dan cuenta de sus reales características. Para los habitantes de ambas poblaciones, los medios masivos difunden esquemas de representación ajenos a los pobladores.

“Los medios solo se encargan de mostrar la parte negativa de las personas que viven en las poblaciones y hay muchas cosas buenas que mostrar, pero no lo hacen porque no es un material que venda. Lo que vende es mostrar lo peligroso de las poblaciones, la pobreza, el sufrimiento de los niños. Y eso no es todo en una población” (Poblador, La Bandera)

“Siempre están difamando a la población” (Pobladora, La Victoria).

Los medios comunitarios entregarían una visión contrapuesta a la descrita anteriormente. No obstante, ambos elementos se conjugan en el proceso de reconocimiento y diferenciación, propio de la configuración de identidad de las personas.

Así, existe la aspiración de los pobladores de “verse” o “escucharse” en los medios. Esto se traduce como una solicitud de participación. Sin embargo, las personas no están integradas en el proceso de construcción de esos contenidos, a veces por dificultades propias (falta de tiempo, abundante trabajo, entre otras) y otras, porque los medios no incorporan espacios para la inclusión de estos aportes.

Historias Locales

Chile ha experimentado una baja en la participación social en las últimas décadas, pero las organizaciones tradicionales siguen siendo relevantes en el progreso comunitario, ya que permite el encuentro de las diversas expectativas individuales en favor de un desarrollo en conjunto. En este sentido, los medios comunitarios permiten a las personas auto observarse como una comunidad, con una historia en común y en un territorio compartido.

No obstante, para que los medios comunitarios tengan un impacto de manera decisiva requieren de una estructura que les permita sostener una plataforma técnica y de contenidos permanente, ya que las transmisiones esporádicas o defectuosas impiden sumar más receptores.

Aunque para los pobladores de La Victoria y de La Bandera los medios comunitarios no representan la primera y más confiable fuente de información, ya que privilegian otros medios (sobre todo, la televisión abierta), sí los perciben como medios con “fines positivos”, es decir, que pueden ayudar a la comunidad, transmitiendo mensajes de utilidad práctica, con una perspectiva local.

“Muestran la historia de la población, las calles. Se hacen los reportajes en las calles, cuando están los niños jugando, muestran cuando pintan, esas cosas así presentan” (Pobladora, La Victoria).

“La radio debería dar aún más información de la población” (Poblador, La Bandera).

Con esto, se manifiesta la necesidad de contar con formatos que difundan temas cercanos a la comunidad, ya que de esta forma los medios comunitarios ganan en credibilidad, legitimidad y audiencia. Sin embargo, la competencia con los medios tradicionales es una aventura perdida, pues al medir el consumo de los pobladores, éstos destinan más de 4 horas diarias a ver televisión abierta, cifra muy lejana a las menos de 2 horas que emplean en las transmisiones de los medios comunitarios.

Por ello, los medios comunitarios cometerían un error al tratar de replicar los esquemas de las grandes cadenas mediales, ya que los potenciales auditores o telespectadores esperan justamente encontrar contenidos distintos en su programación. Recurren a ellos, principalmente, para enterarse de su entorno inmediato y para encontrar las películas, los programas y los temas que no están presentes en los medios tradicionales. Es decir, los medios comunitarios también actuarían como medios alternativos. Esta última definición, en definitiva, es la que más se acerca a su labor.

Reflexiones Finales

            Considerando los principales resultados de las investigaciones presentadas, se pueden establecer algunas conclusiones generales sobre el impacto de los medios comunitarios en las zonas pobres urbanas.

En primer lugar, su presencia es altamente valorada por los habitantes de La Victoria y La Bandera, lo que da cuenta de la necesidad de contar con espacios para la difusión de contenidos locales y más propios del territorio cercano. Sin embargo, en términos de su consumo y apropiación, el impacto es limitado y no se constituyen en medios informativos de referencia.

No obstante, se establecen como espacios de reconocimiento lo que favorece el proceso de construcción de identidad de las personas, pues con ellos logran determinar cuáles son los espacios comunicacionales más próximos a su realidad. Con esto, profundizan las críticas sobre los grandes medios de comunicación por el trato estereotipado que realizan sobre los sectores más pobres de la ciudad.

Es decir, los medios comunitarios permiten a los habitantes de La Victoria y La Bandera agudizar su postura crítica sobre la sociedad, sus desigualdades e injusticias. Ellos se perciben en desventaja y eso queda retratado -a su juicio- en la cobertura que reciben de los grandes medios de comunicación.

Por el contrario, los medios comunitarios introducen una observación más objetiva de su realidad, abriendo espacios para la comunicación y para los encuentros comunitarios al interior de las poblaciones estudiadas.

Sin embargo, la participación en los medios comunitarios aún es minoritaria y la población no está integrada cabalmente en el proceso de elaboración de contenidos. Además, los medios comunitarios no son capaces, por sí solos, de articular una comunidad organizada, ya que las dinámicas sociales de Chile relacionadas a la baja participación ciudadana no se pueden obviar. Sin embargo, estos medios sí pueden contribuir a que las personas estén mejor informadas y tengan un espacio mediático adicional para emitir y difundir sus opiniones.

En ese sentido, los medios comunitarios favorecen el cumplimiento de dos derechos humanos fundamentales: el derecho a la información y la libertad de expresión. Con esto aportan a la democracia, ya que extienden los límites de las temáticas presentes en la sociedad, abriendo mayores espacios para la diversidad y el pluralismo.

 Su impacto trasciende los límites propios del territorio en el que realizan sus transmisiones y se desplaza al sistema político. Por lo tanto, su trascendencia no debe estar medida solamente por la relevancia en la vida cotidiana de las personas, sino también por su contribución al debate público y a generar ambientes de deliberación.

Por más restringido que sea su consumo, los medios comunitarios juegan un importante papel para articular espacios simbólicos de encuentro y pertenencia entre los habitantes de sectores populares urbanos. En los casos aquí descritos, se constatan las enormes posibilidades de crecimiento que pueden experimentar este tipo de medios de comunicación si son capaces de responder a las demandas de mayor apertura que exigen sus potenciales receptores, quienes desconfían de la instrumentalización política y, más bien, esperan de ellos información veraz con un énfasis local.

Los medios comunitarios, en suma, deberían responder a los intereses de la comunidad en su conjunto, en función de contribuir a la diversidad y pluralismo que exige un modelo democrático de sociedad.

Referencias Bibliográficas

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Notas

* Magíster en Antropología y Desarrollo. Periodista. Académico del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile. Investigador del Programa de Libertad de Expresión del ICEI. Áreas de interés: Cultura y medios, educación, libertad de expresión, democracia, igualdad, ciudadanía. 

[1] Proyecto financiado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), a través del concurso de investigación: “Estado, Democracia y Clases Sociales en América Latina y el Caribe”, 2008.

[2] Proyecto de tesis para el Magíster en Antropología y Desarrollo de la Universidad de Chile.