Reseñas y Recensiones - Revista F@ro Nº 11

Reseñas y Recensiones

De la Comunicación Disciplinaria a los Controles de la Comunicación

Ana María Castillo
Universidad Autónoma de Barcelona (España)
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Caminar por la calle es un momento de exposición. No sólo evidentemente pública, al encontrarse en el camino con quienes viven en la ciudad, sino por los cientos de cámaras donde queda atrapada la imagen de quien se mueve delante de ellas. Así mismo, todo edificio que pretenda seguridad para quienes trabajen o circulen en él, debe ofrecer la vigilancia de sus pasillos, ascensores, salas y hasta servicios higiénicos.

En otro ámbito, la rutina laboral de un porcentaje importante de población, demanda la revisión del correo electrónico a primera hora de la jornada o su reporte permanente a través de redes sociales de Internet.

El oscuro encanto de los textos visuales. Dos ensayos sobre imágenes oníricas

Rodrigo Browne Sartori
Universidad Austral de Chile (Chile)
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Aunque no, necesariamente, en la misma línea de lo que expone el “autor” de esta publicación recensionada, una de las primeras asociaciones inter/hipertextuales que, a estas alturas, puede brotar rápidamente de una lectura del nuevo libro de Eduardo Peñuela Cañizal -llamado El oscuro encanto de los textos visuales. Dos ensayos sobre imágenes oníricas (2010)- es la ya reconocida noción que, a fines de la década de los sesenta, puso en el tapete de la discusión teórica Roland Barthes al escribir sobre la muerte del autor (1968).

Entre dios, el estómago y el roto chileno sólo hay un lugar: Mercado El Cardonal

Felip Gascón i Martin
Universidad de Playa Ancha (Chile)
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Lo dicho, después de Dios El Cardonal, pero por sobre todo su gente: pulsetas, pacotilleros, embarcadores, cargadores, fleteros, pilastretos, feriantes, movilizadotes, ambulantes, patipelados, rotos chilenos de los tiempos de arpillera, carretelas y caballos percherones. Caldo de cabeza, de pata… o simplemente sopaipillas pasás del italiano. Aquéllos eran tiempos difíciles e imprevisibles en El Cardonal, cuando la fina línea que separaba el éxito del fracaso en la pilastra, conjuraba todavía a los propios deslindes rurales de Valparaíso, allá arriba en los cerros y quebradas habitadas por laboriosos campesinos.