Monográfico - Revista F@ro Nº 12

Uruguay, un país entre-dos tiempos: un pasado glorioso y un futuro incierto

Carina Nalerio*
Universidad de la República (Uruguay)
Lydia Garrido**
Universidad de la República (Uruguay)

Recibido: 01 de abril de 2010
Aprobado: 12 de mayo de 2010

Resumen

La construcción del futuro es en Uruguay un proyecto inacabado... En muchos momentos de nuestro devenir  histórico, podemos encontrar claras señales de que hemos sabido y querido mirar en dirección al futuro, imaginarlo, elegir el deseado entre alternativas posibles, y además pasar a construirlo. También hay rotundas evidencias de momentos en donde hemos cambiado la dirección de esa mirada, dejándola fijada en el pasado, ya sea añorando ‘tiempos gloriosos', o quedando cuasi paralizados en imágenes de ‘depresivo e inexorable declinio' (Garcé, 1997). Este texto procura poner en relieve que hay una tarea que surge como imperativo: volver a conectarnos con la capacidad de imaginar futuros y construir el mejor posible de los deseados. La Prospectiva como actitud y como instrumento riguroso y sistemático, propone una vía científica para lograrlo.  

Palabras clave: prospectiva / entre-dos / construcción de futuro / imaginario.

Abstract

In Uruguay, the construction of a future is a still unfinished project... In searching through our past we find clear signals that we, as a nation, have had the wisdom and desire to look towards the future, imagine the possibilities, choose the best alternative and take steps to construct it.  There is also evidence of times when we have changed the direction of our gaze, fixing it on the past, whether in yearning for ‘more glorious times' or remaining quasi-paralyzed by images of “depressing and inexorable decline” (Garcé, 1997).  This paper intends to highlight a task of utmost importance: that of reconnecting with the capacity to imagine alternative futures and of constructing the best from among those possible.  Foresight (Prospectiva), as an attitude and as a rigorous and systematic instrument, offers a scientific approach to achieving this goal.

Key words: prospective / in-between / build for the future / imaginary.

La prospectiva: una herramienta constructora de futuro

Conocer cómo será el futuro es uno de los grandes dilemas de hombres y mujeres, que nos ha desvelado en el transcurso de los tiempos. Sin embargo, el futuro sigue siendo un enigma. Las distopías pueblan nuestro imaginario: las imágenes sobre nuestro posible devenir anunciadas por el cine a través de filmes como El Planeta de los Simios de los años '60, pasando por Mad Max en los '80,  hasta  llegar al Avatar contemporáneo... nos hace preguntarnos: ¿Ha muerto la utopía?

Esta falta de imágenes optimistas -o por lo menos más ‘amables'- del futuro que nos espera indica un claro déficit de visiones alternativas, retratos de nuevas realidades posibles. Por el momento, lo único cierto sigue siendo que el futuro es incierto...

La historia del mundo muestra en su evolución tanto continuidades como rupturas. El mañana no tiene por qué ser como el hoy, que no es necesariamente como el ayer. El pensamiento tendencial es una trampa… Si bien no podemos desestimar la inercia de los procesos en curso, los quiebres y las inflexiones son evoluciones posibles del escenario presente al escenario futuro.

Solemos utilizar los paradigmas que nos han servido para explicar el pasado para imaginar el porvenir. Pero estamos en una era entre dos tiempos: uno que muere y otro que comienza. Y ha llegado el momento de “cambiar de lentes” (Heurgon, 2001) para mirar lo mismo de forma diferente. Porque los parámetros viejos ya no explican este sistema en mutación.

La Prospectiva es una disciplina con sesenta años de acumulación[1] que permite la exploración sistemática, rigurosa e informada de las posibilidades de futuro. En función de las grandes disyuntivas que se identifican, en el paso del presente al futuro, el método permite la construcción de una imagen de futuro deseado -y sobre todo, posible- al que apostar.

La disciplina incorpora, desde su aporte francés, un concepto relevante: los "Futuribles[2]" como baraja de escenarios de futuros posibles contrastados (Barbieri Masini, 2001). Siendo el futuro impredecible, no es sin embargo inabordable como objeto de estudio[3]. Es posible identificar un "balizado", una trama de base que orienta la evolución de los sistemas en el tiempo, donde se pueden descubrir bifurcaciones, cruces de caminos determinantes. La Prospectiva propone así interpretar y comprender los mecanismos del cambio para usarlos a favor de un objetivo: la construcción del ENE/Escenario Normativo Estratégico, escenario de futuro deseado.

Imaginarios

El ‘imaginario' es un constructo cultural colectivo de carácter simbólico. Un ‘concentrado estilizado' que opera a modo de enlace y conjunción, tanto en las discontinuidades que generan las subjetividades individuales de un colectivo, como de las fracciones de tiempo de un periodo, a las que amalgama en una escala temporal distinta (de larga duración); que contiene y ‘orienta' (estructura-estructurante) a partir de una meta-creencia socialmente construida y compartida .

Para Bourdieu (1998; 2008), la identidad funcionaría como fondo virtual sobre el cual ‘ocurre' la dinámica relacional y contrastiva de un colectivo, cuya continuidad depende de la legitimidad temporal que se le otorgue. Se trataría de un proceso de ‘ingeniería' cultural donde se fusiona lo factible con lo ideal, lo deseado con lo experimentado. Siguiendo a Caetano (1992: 79), podemos decir que “el problema central de [la] auto identificación nacional no ha pasado tanto por el SER sino por el cómo IMAGINARSE”.  Continuando en esta línea es que trae a Benedict Anderson para afirmar que los colectivos sociales como comunidades imaginarias “constituiría el cimiento fundamental de su identificación colectiva” (Ibíd.).

Desde mediados de la década de 1980, varios cientistas sociales venían reflexionando en torno al imaginario social uruguayo percibiendo señales de cambio. La re-instalación del sistema democrático aparecía como marcador de una inflexión en la historia.

La mirada de nuestra presentación, nos lleva a reconocer en el imaginario social construido en un momento histórico particular, los "imaginarios de futuro" del país que estaban presentes, y que se pueden vincular en una cierta relación ‘deseo / visión de futuro' con un modelo de desarrollo (Nalerio, 2007). Diferenciamos cuatro tiempos: (i) el nacimiento de una nación; (ii) el auge de la "Suiza de América"; (iii) la crisis del modelo del Uruguay clásico; (iv) el ingreso en la era de la globalización.

Genealogía de un imaginario propio y deseos de futuro

Tiempo 1: Fragmentación en el nacimiento

Caetano, en un artículo que integra el colectivo Identidad Uruguaya: ¿Mito, Crisis o Afirmación? (1992: 80) señala como el país fue construyendo su imaginario a partir de la pugna entre el ‘afuera', el ‘adentro' y un ‘horizonte prospectivo' de viabilidad.  Nosotras encontramos que este horizonte prospectivo es justamente el espacio intersticial, el “Entre-dos” generador del potencial de Uruguay, creado a partir de su capacidad de imaginarse…

En su origen, la marcada diferencia entre americanos y europeos, articuló un imaginario fraccionado, que orientó el desafío de construcción del Uruguay independiente. El espacio necesario para un horizonte prospectivo de viabilidad común no pudo ser alcanzado. Previamente tuvimos que ir recorriendo el proceso de transformación de la razón geopolítica de nuestro nacimiento a la construcción de un modelo propio.

Tiempo 2: Suiza de América en el ‘Centenario'

Para Caetano (1992), un segundo momento surgiría con la primera Modernización luego de la Conciliación de 1886, y que daría lugar al ‘Uruguay solitario' que debía autoafirmarse en sus fronteras. Se alcanzaría el climax, entrando en un tercer momento culminante en cuanto a la construcción de un ‘imaginario social', el ‘País del Centenario' (democrático, reformista, urbano, euro céntrico, culturoso, confiable, seguro); una ‘Tierra de promisión'. Este imaginario afirma y dialoga con la emergencia del Uruguay moderno exitoso.

En una mirada reflexiva en cuanto a los constructos simbólicos nacionales, Juan Rial (1986: 21) plantea que varios mitos fundacionales estarían expresando el imaginario social que ordenó el tiempo y el espacio de los uruguayos. Desde su perspectiva, es perfectamente compatible un análisis del imaginario social a través del estudio simbólico de sus mitos. Destaca así, como estos van a ir ‘mutando', cuando la realidad no hace más sostenible la meta-creencia. El principal mito que Uruguay ‘inventó' fue el del “Uruguay Feliz” y que habría alcanzado su apogeo por 1950. Fue gestado a partir de las bases materiales y superestructurales creadas en las primeras décadas del siglo XX. Este mito a su vez, es nutrido por cuatro mitos principales.

El “mito de la medianía necesaria para la seguridad y la realización del Uruguay feliz. (…) La mediocridad necesaria para esa seguridad que se obtenía a través de una posición no protagónica” (Ibíd.:22). El mito de la ‘diferenciación', el de la ‘uruguayidad' en base a una pretendida diferencia debido a nuestra ‘superioridad' frente a los ‘otros' (los europeos inmigrantes de principios de siglo; el resto de los países latinos por sus poblaciones aún indígenas). El mito del ‘consenso', del orden, de la democracia, del mantenimiento del Estado de Derecho. Y por último el mito del ‘país de culturosos', un alto grado de cultura que nivela, iguala y diferencia. Mitos expresados en “como el Uruguay no hay”, “la Suiza de América”, “la Atenas del Plata”, “País Modelo”, reflejan un universo simbólico que da cuerpo a nuestro imaginario social.

Uruguay logra así incorporarse con éxito a la estructura productiva mundial. Encuentra su paradigma en Europa en el ideal de progreso y en el desarrollo de las Ciencias. Un modelo de desarrollo diversificado donde la industria frigorífica toma un carácter protagónico, acompañando estándares avanzados de tecnología de punta, marcan un imaginario de futuro que contempla la evolución del mundo y la innovación. Es interesante observar que es justamente en este periodo en que se produce la primer prospectiva urbana del Uruguay, el Plan del Centenario. Ésta visualizaba a Montevideo con 2,5 millones de habitantes, un área metropolitana semejante a la actual y una centralidad desplazada a Tres Cruces. La época de las ‘vacas gordas' es probablemente el momento de la historia donde el país tiene lo más claramente definido una representación del futuro deseado.

Esto nos lleva a una vieja pregunta prospectiva: ¿el futuro se imagina o se construye a partir de lo imaginado? Jules Vernes, ¿imaginó en "Vingt milles lieues sous les mers" al futuro submarino o este tomó la forma sugerida por el autor? En todo caso en Uruguay, el discurso confiante sobre el futuro, habilitó una actitud emprendedora hacia el cambio, que no estuvo por cierto desprovista de riesgos.

Tiempo 3: Crisis del modelo e imaginario ‘Crítico' 

Para Rial (Ibíd.: 28) la constatación de la fuerte divergencia entre el imaginario que se pretendía seguir afirmando y la realidad que devolvía una imagen hecha trizos, presiona para su adecuación. Los mitos se mantuvieron in toto; lo que cambió fue su sentido. La adecuación quedó en manos de un movimiento contracultural, es decir se pasa a  un ‘Contra imaginario' que guía en paralelo. Para luego dar lugar a la ruptura provocada por la dictadura, que modifica radicalmente el imaginario de referencia.

En los años 1960 la ‘tacita de plata' se rompe; es aquí donde comienza la secuencia de crisis cíclicas. El contexto internacional favorable se agota, con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Corea. Europa inicia el proteccionismo agropecuario lo que dificulta la colocación de carnes y lanas, los productos de exportación tradicionales de Uruguay. Un nuevo modelo llamado de ‘apertura comercial y financiera' se instrumenta bajo el gobierno militar. Esta transformación no logra impulsar el ‘despegue' del país, y deja sumida a la sociedad uruguaya en altos niveles de desempleo y de inequidad que no logrará controlar por varias décadas. La economía uruguaya se caracteriza desde entonces por un bajo dinamismo, comportamientos rentistas, un proceso de modernización lento y una alta vulnerabilidad a las variaciones externas (González Posse, 2004).

Del punto de vista de las ideas hay un desplazamiento. El Uruguay deja de mirar para adelante y pasa a mirar hacia atrás. Se instala la retrotopía[4] como cultura de base.

¿Que significa este término? La retrotopía es la referencia a un pasado idealizado que se identifica con el futuro deseado y sustituye la utopía como visión de porvenir. Lo que significa que en Uruguay, el referencial de desarrollo es el pasado dorado que el país ha perdido.

Tiempo 4:  El pasaje a la globalización, imaginario del ‘Consenso' y ‘Fin de Siglo'

Para Caetano (1992), el imaginario del Centenario -Tiempo 2 de nuestra exposición- habría entrado en crisis luego de restablecida la democracia y no habría (hasta ese entonces, principios de 1990), un sustituto viable. Garcé (1997) contestaría a este planteo que califica de ‘monista', y al ‘diádico' de Andacht (periodo ‘Mumi' - periodo ‘pos Mumi') con un modelo interpretativo del imaginario uruguayo como ‘triádico', en el que grosso modo a lo largo del siglo XX se sustituyen, (aunque se solapan y hasta conviven), tres imaginarios: el del ‘centenario'; el ‘crítico'; y el del ‘fin de siglo' (que para entonces ya estaría despuntando). Para este autor, el imaginario que comenzó a desarticularse a mediados de los noventa no fue el imaginario del Centenario, el cual fue reemplazado por la dura construcción de tres décadas del imaginario crítico que se comenzó a construir en los sesenta y que recoge al ‘depresivo e inexorable declinio' junto a la ‘crisis estructural' al ‘país de las venas abiertas', de la ‘caída' y del ‘exilio'. Sería la transición entre el momento de ‘caída' y el de ‘resurrección' lo que estaría emergiendo sobre las postrimerías del siglo XX.

Del punto de vista del modelo de desarrollo, señalemos que la restitución democrática se combina con la euforia neoliberal de los '80 produciendo un nuevo relato de futuro: el Mercosur (Caetano, 2004). La tensión entre el proceso interno de reconstrucción y el avance implacable de la globalización dan el tono a este período. Señales de una nueva forma de pararse; el Mercosur aparece como el intento se ser parte del cambio mundial, que se empieza a organizar en grandes bloques económicos.

Aparecen en este período múltiples miradas prospectivas -importantes en cuanto indican el intento de incorporar el largo plazo en la búsqueda de un cierto desarrollo. En 1993 aparece la Prospectiva realizada por la Comisión Nacional para El Puente Colonia-Buenos Aires; y la prospectiva desarrollada para el  Plan Director de Agua Potable de Montevideo y Área Metropolitana; en 1999 la prospectiva económica realizada en el Convenio UTE-Universidad de la República para la Proyección de la demanda de energía eléctrica; y El Montevideo que viene de la Comisión Financiera de la Rambla Sur en Montevideo;  la edición del libro  La danza de Shiva; la construcción del futuro de Juan Grompone, en el 2001; en el 2002 el Estudio de alternativa para la Comisión Trinacional del Eje Vial del Cono Sur; y en el 2003 la Prospectiva Tecnológica Transporte y Logística Uruguay 2015 desde OPP/Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

Uruguay entre dos tiempos

Muchas señales indican que hay un tiempo que ya acabó. Parece vislumbrarse una nueva inflexión. Retomando la afirmación de Caetano (1992: 79), debemos tener presente que la identidad nacional, más que un problema del SER es un problema del IMAGINARSE…

Pero imaginarse implica visualizarse en el futuro en función de ciertas creencias y valores. ¿Se puede cambiar? ¿Se quiere cambiar? ¿Qué características se eligen mantener, que rupturas se promueven?

La prospectiva como disciplina aplicada ofrece la posibilidad de poner la realidad en movimiento, a partir de un proyecto de futuro deseado. El origen etimológico de su nombre pro spicere, “explorar desde lo lejos” deja en claro su objeto principal: mirar el presente desde el futuro. Pro jicere, origen etimológico de proyecto “tirar hacia delante”, enlaza ambos sentidos. La clara formulación del proyecto de porvenir compartido tiene el poder de transformar el presente.

Y atención: no confundir PROYECTIVA con PROSPECTIVA. Proyectar es apenas extender tendencialmente el presente, partiendo de la base de que el entorno no cambia. El contexto internacional favorable que nos ayudó a salir de la crisis del 2002 puede no sostenerse… Y aquí el valor de la prospectiva con su enfoque particular es relevante. La identificación de las bifurcaciones en la evolución del presente al futuro, y los motores diferenciales de transformación permiten preparar al país a enfrentar la incertidumbre y orientar los cambios que necesita para posicionarse. Porque “el viento sólo ayuda a quien sabe a donde va” (Sénecas, 65 a.c.).

Vemos como una segunda ola de búsquedas prospectivas (entre ellas, algunas proyectivas, vale la pena señalarlo) en torno a la construcción de una visión de país  indican –aún tímidamente- un aumento de la confianza para imaginar el mañana. Pueden así ser contemplados en tanto ‘hechos portadores de futuro' hablando en términos prospectivos, es decir, como indicios de una evolución por venir que aparecen como ínfimos en sus dimensiones actuales, pero tal vez inmensos en sus consecuencias futuras.

Es así que varias investigaciones que se plantean alternativas de futuro empiezan a promoverse desde el Estado uruguayo: el Ciclo Nacional de Reflexión Prospectiva Uruguay 2025: economía, población y territorio del MVOTMA/Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, la Estrategia Nacional de Desarrollo Uruguay Tercer Siglo de la OPP, la prospectiva del Ministerio de Turismo, la prospectiva sobre energías alternativas del MIEM/Ministerio de Industria, Energía y Minería y la prospectiva sobre Propiedad Intelectual desde la ANII/Agencia Nacional de Innovación e Investigación, entre otros.

El futuro como proyecto inacabado

Como lo colocaba Garcé (1997: 77) “[a]l darle la bienvenida al nuevo Uruguay, al divulgar la nueva noticia del fin del ‘declinio', corremos el riesgo de convocar a una nueva ‘siesta conformista'. El nuevo imaginario deberá ser capaz de asociar fuertemente la necesaria confianza en las posibilidades del país con la vigilancia más estricta de sus diversos desempeños”. Esto pone en evidencia el desafío del nuevo conjunto de ideas orientadoras para el desarrollo del país.

De acuerdo a lo que venimos investigando desde el Laboratorio de Estudios Prospectivos de la Universidad de la República, aparece que el procesamiento de un salto como el que el país debe resolver –más allá de enfoques específicos y parciales- implica dos niveles de abordaje complementarios.

Por un lado, una "construcción social del futuro", que como lo plantea Medina Vásquez (1997) y la Escuela colombiana de prospectiva, son los pilares fundacionales del ‘edificio': hay una base cultural a transformar, nuevas actitudes a poner en juego que refieren al poder sobre el futuro y la confianza en la capacidad de cambio. Y la prospectiva tiene un rol pedagógico fundamental en este sentido. Por otro lado, la construcción de un ‘Proyecto de País' que sea compartido; un proyecto no sólo de élites sino un objetivo que convoque a la sociedad como conjunto.

Se requiere la construcción de un sistema de Vigilia Prospectiva que permita articular todas las elaboraciones y aproximaciones parciales, y monitorear la evolución de las áreas de influencia hacia el futuro: la economía y la producción; la sociedad y la cultura, la ciencia, la tecnología y la innovación; el poder y la política; el territorio y el ambiente. Este segundo aspecto comienza entonces por la sistematización del conocimiento prospectivo producido para encontrar las convergencias y afirmaciones compartidas que puedan dar sostén al nuevo imaginario que exige ser construido.

Tal un procedimiento propiamente ‘mayéutico', hacer emerger desde las entrañas del sistema a transformar, las capacidades de cambio, las vocaciones y las respuestas, en diálogo dialéctico con las transformaciones de la nueva estructura geopolítica emergente. Contrastar escenarios de futuros posibles para comprender los mecanismos del cambio y sus motores, y sobre esa base, construir el Escenario Deseado al que se podría acceder. Hacer visible y conciente las potencialidades que tenemos aportaría confianza y claridad al nuevo imaginario.

Entre el Deseo y la Posibilidad

¿Qué distancia hay hoy entre el deseo de un Uruguay distinto y la realidad del Uruguay presente?

Hoy estamos frente al desafío de volver a imaginarnos. Desafío que nos interpela en nuestra capacidad como colectivo de creer que se puede, de mirar hacia adelante, aunque sin olvidar quienes somos y de donde venimos, pero por sobre todo, hacia dónde queremos ir, cómo queremos hacerlo, con quienes y para quienes.

Ciertos intangibles del cambio imprescindibles para el desarrollo de un proceso eficaz y significativo de construcción prospectiva, está presente en nuestra realidad: la apertura para permitir el cuestionamiento de los mitos fundadores, las "idées reçues" de las que habla Godet (2001), expresadas en los mitos que han alimentado el continuum del imaginario que acabamos de analizar.

Hoy es palpable un estado generalizado de renovada confianza. Así lo demuestran varios estudios de percepción (social, política, económica) que se corresponden con mejoras en los indicadores de crecimiento y bienestar.

Es un momento oportuno para, a partir de lo concreto alcanzado, ir por aquello que falta. Es posible crearlo, construirlo, a partir de creerlo.

Entre dos tensiones en pugna: la de la inercia, y la del cambio; la del pasado, y la del presente; la de la retrotopía y de la utopía, la del ‘país de la vacas gordas' y la del “inexorable declinio”, la del país próspero y la del país estancado. Se abre un espacio intersticial, un ENTRE-DOS, que provoca y convoca a crear y creer en un nuevo imaginario, que, cual estructura-estructurante insufla de la inspiración necesaria para construir un nuevo modelo de desarrollo con equidad y bienestar social generalizado.

En este sentido, el aporte de la prospectiva como actitud y como método, aparece de forma inequívoca.

Referencias Bibliográficas

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Notas

* Arquitecta, Doctora en Geografía, Ordenamiento Territorial y Urbanismo. Dirige el Laboratorio de Estudios Prospectivos en la Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Es asesora de la OPP para la prospectiva “Estrategia Nacional de Desarrollo URUGUAY TERCER SIGLO” y en la ANII/Agencia Nacional de Innovación e Investigación para la prospectiva en Propiedad Intelectual.

** Estudiante de Antropología próximo a egresar, miembro de la Red Latinoamericana de Nanotecnologia y Sociedad (RELANS). Es especialista en Nanotecnología, y trabaja sobre este tema en el Laboratorio de Estudios Prospectivos de la Universidad de la República. Es coordinadora grupal en diálogo social, articulación interdisciplinar y paradigma de complejidad.

[1] La Prospectiva nace simultáneamente en Francia y en Estados Unidos. Gaston Berger la bautiza en 1957 (confirmar año) en París creando el Centre Internacional de Prospective. En América del Norte, son los militares que inauguran las herramientas más difundidas de la foresight con la construcción de escenarios para explorar la conveniencia de tirar (cambiar palabra) la bomba atómica cuando la guerra de Corea.

[2] El Futurible es un concepto creado por el prospectivista francés B. de Jouvenel -término que retoma de Molina, jesuita del siglo XV, como contracción de las palabras “futuro” y “posible”- dando nombre al grupo (en 1967) y a la revista. Futuribles International es desde entonces un “foro previsional permanente donde se producirían las opiniones avanzadas sobre lo que puede suceder, y lo que puede ser hecho al respecto”.  Extraído de "Glosario Prospectivo" – Tresescalas.

[3] J. Grompone (2001) señala incluso que las hipótesis de futuro son contrastables… en el tiempo. Lo que asegura a la prospectiva la posibilidad de abordaje científico.

[4] Esta expresión es retomada del trabajo de A. Rico, filósofo, que caracteriza de este modo el estado de las ideas en Uruguay. Intervención en el debate convocado por el grupo “Política y sociedad”, Montevideo, AEBU, abril de 2003.