Cultura de la Comunicación

Entrevista a Claudia Lagos Lira, periodista y académica de la Universidad de Chile

Claudia Lagos nos habla del periodismo de investigación y “El diario de Agustín”

“CONCIBO LOS RECURSOS ELECTRÓNICOS, SIEMPRE,
SIN DESCARTAR EL REPORTEO TRADICIONAL”

Por: Claudia Soto Cabello
Comité Editorial Revista F@ro

Claudia Lagos* conversa con Revista F@ro en la sala de reuniones del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. La amplia y sincera sonrisa con que nos recibe, nos augura una entrevista cordial y amena.


Claudia Lagos es Bachiller con mención en Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, y Periodista titulada de la misma institución. Autora del libro "Aborto en Chile", de LOM Ediciones, tiene un amplio desempeño en investigaciones acerca de las percepciones de públicos diversos sobre el ejercicio de la libertad de expresión, además de haber trabajado en la producción de seminarios nacionales e internacionales sobre el tema.


Es corresponsal en Santiago para el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), ONG con sede en Lima (Perú), para el cual ha realizado un seguimiento sostenido del estado de la libertad de expresión desde 2001 a la fecha. Además, ha colaborado con el Banco de Investigaciones Periodísticas Latinoamericanas en estudios sobre hábitos de los profesionales en los medios de comunicación latinoamericanos y sobre concentración de la propiedad medial, entre otros.


Comenzamos la entrevista preguntándole por el más reciente proyecto que dirigió: ¿El diario de Agustín fue un proyecto del Taller de Tesis que usted dirige?


No, es un proyecto específico. No es un taller permanente, es un proyecto específico para la investigación de “El Mercurio”.

Este año, por ejemplo, tengo varias otras memorias de título, pero son temáticamente diversas, algunas confluyen, pero en general son diversas. En ese caso en particular era una investigación asociada a un proyecto financiado por la Fundación Ford. Entonces, en esa medida fue posible reclutar de manera más intencionada a egresados, para revisar cómo la prensa había cubierto casos de derechos humanos y específicamente “El Mercurio”. Por eso te hago la distinción, porque no ha sido una práctica que hemos podido instalar, básicamente por los incentivos. En el caso de El Diario de Agustín estaban y consistían en una beca de media jornada para los estudiantes, pero no ha sido posible volver a repetirla. Entonces los alumnos toman su trayectoria de trabajos finales de manera mucho más autónoma y, por lo tanto, no es tan sencillo aunarlos en torno a un proyecto en común. Aún así, cada uno de los académicos que tenemos a cargo estudiantes que estén desarrollando su trabajo de título final, hemos tratado de reproducir investigaciones en torno a ejes temáticos. Por ejemplo, María Olivia Monckeberg, que también es profesora de acá, desarrolló el año pasado temáticas que tienen que ver con la educación, con alumnos que estuvieron realizando memorias de título guiadas por ella.

De alguna manera, hemos ido intentando abordar los temas en sintonía, tratando de sintonizar con los intereses de los estudiantes. En el caso mío, este año tengo temas que están cruzados por cuestiones de género, violencia intrafamiliar, femicidio, embarazo y paternidad adolescente, etc. y asimismo otros que están vinculados con temas de periodismo de investigación tal vez más clásicos.


Entonces ¿cómo se concibió el proyecto audiovisual de El diario de Agustín?


Fue un proyecto en que sintonizaron intereses, no postulamos a fondos ya que había un interés de la Ford por financiar este proyecto y, en particular, de manera asociada con el documental. Después, para este año, la Fundación Ford ha redefinido sus prioridades en la región. Las líneas que permitieron financiar El Diario de Agustín no están hoy dentro de las líneas programáticas de la Ford para este año, ya que están financiando investigaciones que tienen que ver con periodismo de investigación desarrolladas específicamente en vinculación a una organización que tiene sede en Lima.

Entonces, en esa línea, no hemos podido reeditar este tipo de trabajo. Pero, Mª Olivia, yo y la gente de audiovisual, que la semana pasada presentó los trabajos finales de carácter audiovisual y documental de los alumnos, hemos intentado trabajar sobre la base de cierta articulación, ya sea en formato o ya sea en temática.


Todavía en el ámbito de El diario de Agustín, ¿siempre se concibió el tema del documental, desde un principio? ¿Estaba asociado al proyecto?


Claro, la idea del documental aparece antes del taller y es de Ignacio (Agüero) y de Fernando (Villagrán), ellos se vinculan con la Universidad, la dirección acepta la idea, acoge la propuesta, porque ellos lo que querían era trabajar con estudiantes o egresados de periodismo, con gente joven que pudiese abordar el tema desde una mirada más desprejuiciada y, en ese sentido, la dirección del Instituto de la Comunicación e Imagen se suma al proyecto, y es ahí donde parimos el taller.

En el fondo, lo que estaba era la idea, pero no estaba clara la metodología. Entonces podríamos decir que fue, de alguna manera, por encargo, pero la metodología, los objetivos, todo lo fuimos desarrollando una vez que ya estaba decidido. La idea del documental ya estaba en marcha, la idea del documental no parte de acá.

El Mercurio es un tema que en el ámbito del periodismo es bastante tratado.

¿Cómo resolvieron darle un nuevo enfoque, una nueva mirada?


Para nosotros siempre fue como un imperativo abordarlo desde una perspectiva desprejuiciada. Aún conscientes de todo lo que uno como investigador sabe que cargamos con nuestros propios prejuicios, pero en la operatoria eso se tradujo en que primero había que revelar, buscar, encontrar y entrevistar a todo el mundo que tenía algún grado de vínculo o participación en El Mercurio o sus diarios asociados en el mundo del periodismo. El Diario de Agustín recoge cinco estudios de caso, hay un sexto que finalmente se retrasó y está terminado este año, mientras que el documental recoge solo tres casos, uno de los cuales es parte del trabajo del taller. Ese fue como el primer imperativo que nosotros estimábamos contribuía abordarlo desde una perspectiva desprejuiciada. Es decir, entrevistar, buscar a todos, ubicar y entrevistar a todo el mundo que hubiese tenido algún grado de participación en El Mercurio o sus diarios regionales y luego nosotros elegimos los casos para hacer la investigación.

Y la segunda auto-imposición que teníamos era preguntar todo lo que había que preguntar, y ahí, bueno, elaboramos estrategias para poder desarrollar las pautas de entrevistas, etcétera. Pero yo creo que esos eran los dos motores que trataban de hacerse cargo de este imperativo, de abordar el tema de la manera más desprejuiciada posible, por lo menos tratando de resguardar esas dimensiones.


En cuanto a recursos, por ejemplo de internet ¿cuál fue la utilidad para la investigación?


En el caso de El Diario de Agustín había como dos niveles de investigación; uno que era colectivo y otro nivel más específico, cuando ya cada uno de los autores fue hilvanando más fino respecto a su caso elegido. En este último nivel había mayor autonomía respecto del trayecto de la investigación, aunque siempre de manera bastante coordinada y en sintonía. Pero había una primera parte del trabajo que era más colectivo, donde se repartieron tareas de manera más democrática, si se quiere, en donde se abordó el objeto de estudio desde una manera colectiva, la otra dimensión era ya más propia de cada uno de los estudios de caso.

Entonces, sobre todo en la primera parte que tenía que ver con construir la base de datos que permitiera identificar, hacer el cruce, levantar todos los nombres de las personas, colaboradores, fotógrafos, editores, reporteros, corresponsales, que habían trabajado en El Mercurio, entre el ´73 y el ´90, se trabajó revisando el diario todos los días y ahí hubo una división por cierto periodo de años y eso se vació en una base de datos Excel.

Una segunda herramienta que era útil también, tenía que ver también con el rastreo intencionado por internet de los nombres que resultaban mucho más difíciles de acceder. Eran personas que, en general, ya estaban retirados, sobre todo en los casos de principios de los ‘70, a mediados de los 70, 73, 75 por la Operación Colombo, y en algunos casos era gente que ya había fallecido. Entonces se hizo una búsqueda intencionada por internet, usando ampliamente google y otras herramientas. Por ejemplo, se encontró así a uno de los entrevistados que había sido de la DINACOS y que tiene un blog. También se utilizaron los recursos de búsqueda por internet para encontrar gente que tenía que ver con el tema, en las páginas: www.blancas.cl y www.amarillas.cl.

En El Diario de Agustín también se utilizaron vías tradicionales, hay un caso que es el de los jóvenes del Parque O’Higgins, que se los rastreó con métodos combinados, o sea, teníamos el proceso judicial y ahí estaban todos los antecedentes personales y con estos antecedentes indagamos con gente conocida en la Policía de Investigaciones o en el sistema bancario, donde habitualmente las bases de datos son mucho más ricas para poder encontrar a personas.

Esos fueron los caminos, también con los datos más específicos empezamos a buscar en bases de datos que no son de acceso público, como puede ser el sistema bancario, a través de gente que uno conocía…


Esta investigación en particular… ¿se alcanza a topar con la implementación de la Ley de Acceso a la Información Pública?


No, porque la investigación es del año 2006. Pero te puedo comentar que, en torno al acceso a la información y a otras herramientas, en el Taller de Periodismo de Investigación que yo imparto a cuarto año de Periodismo, pasamos un abanico un poco más grande de herramientas electrónicas que permiten facilitar un poco la vida en materia de reporteo y que tienen que ver con la construcción de bases de datos. Por ejemplo, con nociones súper elementales de Excel; conocer, saber elaborar dos o tres operaciones con Excel, utilizar google en todas sus amplias capacidades: google académico, google maps, búsqueda avanzada, etcétera.

Además, en relación a la Ley de Acceso vemos todas las posibilidades que permite la normativa de Transparencia Activa, que tiene que ver con buscar información en el aparato público.

En el ámbito de lo económico, los recursos de la página web de la Biblioteca del Congreso Nacionalwww.bcn.cl, que te permiten poder identificar, buscar, rastrear y hacer un seguimiento de discusiones parlamentarias; el uso de la base de datos también de la Superintendencia de Valores y Seguroswww.svs.cl, que es súper útil para obtener información de carácter económico, financiero y empresarial, el sitio del poder judicial www.poderjudicial.cl, que también permite acceder a información respecto a los procesos judiciales.

En este curso, por lo menos, se hace una entrada introductoria a algunas herramientas que están en la web y que son de acceso público, que con un poco de entrenamiento o de familiaridad con las herramientas, es factible acceder a la información.

Sin embargo, concibo los recursos electrónicos, siempre, sin descartar el reporteo tradicional. Entiendo los recursos electrónicos como una dimensión que facilita un montón de cuestiones, las posibilidades de acceder a bases de datos internacionales, el acceso a información estadística, por ejemplo, gracias a lo que aparece en el sitio del INE >www.ine.cl, etcétera. En este ámbito docente, yo trato, por lo menos en términos introductorios, de familiarizar a los estudiantes de cuarto año de periodismo. Y aunque la paleta de posibilidades es un poco más amplia, por lo menos trato de entregar las herramientas básicas.


En su experiencia de investigación ¿podría valorar en términos porcentuales cuál es el aporte de internet y cuál es el aporte de la investigación con métodos tradicionales?


Lo que pasa es que ahí hay un problema, pues hay ciertas exigencias de investigación académica tradicional que tienen que ver con la línea de desarrollo más académico y en esa línea los mecanismos son los tradicionales.

En mi experiencia, por ejemplo, nosotros hicimos una investigación que tenía que ver con la participación ciudadana, donde efectivamente utilizamos los sitios web públicos, en tanto tenían que ver con la participación ciudadana en el sector estatal, por ejemplo, de ministerios y subsecretarías. Lo que había ahí era una mirada a las páginas web de los ministerios y subsecretarías, en tanto objeto de investigación, e hicimos un monitoreo, evaluamos estos sitios como herramienta de búsqueda en sí misma. Entonces yo no sé si te puedo contestar así específicamente, porque como te digo mi experiencia tiene que ver, sobre todo, con la dimensión docente donde hay un trabajo, tanto en las memorias de título, como en los cursos de periodismo de investigación, donde, por lo menos en mi caso, los presentamos de manera intensiva, tratamos que los estudiantes se familiaricen con el tema y, en segundo lugar, tiene que ver con experiencias como El Diario de Agustín en que efectivamente también se utilizaron estas herramientas como apoyo a la labor de investigación.


¿Ha utilizado el sistema de solicitudes de información?


No, de abril a la fecha no he hecho solicitudes.


Se sabe que a nivel nacional el periodismo de investigación es un área que tiene bastante poco desarrollo ¿qué está haciendo el Instituto de la Comunicación e Imagen en relación a este tema?


Aquí hay un centro de investigación periodística que lo dirige y coordina la profesora Mª Olivia Monckeberg, y está también su labor como guía de trabajos de título de los estudiantes. Como te comenté, el año pasado impulsó un énfasis en el tema educacional, ese es un espacio de trabajo. Pero, más ampliamente, hay una línea en la formación de pregrado, con la reforma de la malla curricular, que es un troncal que articula la formación especializada y que se sustenta en el periodismo de investigación. Por ejemplo, se parte desde el taller de reporteo, crónica y entrevista, reportaje y se consolida de alguna manera en el taller de periodismo investigación en cuarto año y, en teoría, eso debe cristalizar en quinto año con el proceso de titulación que está incorporado en el último año de la formación. Entonces hay una apuesta de formación permanente en la reforma del pregrado, por ello buena parte de los trabajos de título de los estudiantes apuntan a desarrollar trabajos bajo una perspectiva de periodismo de investigación, de amplitud temática y, más recientemente también, con bastante fuerza en lo audiovisual. Desde hace un tiempo a esta parte ha habido mucho mayor cabida a esta última línea de desarrollo. No es mi área, yo no he guiado memorias audiovisuales, pero ha habido un mayor desarrollo con la incorporación de profesores con una fuerte experiencia en este ámbito, por eso se han desarrollado también trabajos documentales relevantes como trabajos finales de título.

Desde esa óptica se publicó el trabajo: “Mayo de los pingüinos”, por ejemplo, que es producto de un trabajo de título de dos estudiantes con financiamiento del Fondo del Libro.

La profesora Mª Olivia Monckeberg está terminando un libro que tuvo en parte apoyo del Fondo del Libro y también cuenta con el compromiso de una editorial. Yo creo que ahí se están explorando alternativas, sobre todo desde la perspectiva de resolver el problema del financiamiento. Por otro lado, hay algunas cuestiones que se pueden desarrollar desde la formación, desde la dimensión docente, pero que finalmente es parte del proceso de cada uno de los estudiantes y ahí hay algunas cosas que pueden salir buenas y algunas otras cosas que van a ser solamente el trabajo de término de carrera. Entonces hay un rango de incerteza respecto a los productos finales, pero aquellos que son más intencionados, a la fecha, han dado buenos resultados.


¿Cuál es la vinculación entre el desarrollo de la línea de investigación y la revista de la escuela?


Con la revista de la escuela tenemos en carpeta desarrollar un número temático, pero habitualmente el calendario de las revistas académicas son habitualmente más lentos, por ello planteamos una vinculación para fines del 2010.

En términos más generales, nosotros participamos en una conferencia que realizamos en conjunto con la Universidad Diego Portales el año pasado, sobre periodismo de investigación, y la idea es retomar y recuperar tanto la experiencia de periodistas en ejercicio activo de la profesión, como de medios tradicionales, realizar un trabajo más coordinado en términos de red. Eso está aún en pañales.

Por ahora hay una apuesta por parte de nuestra Universidad, también por parte de la Universidad Diego Portales y de un grupo de gente que está vinculada a medios, de Informe Especial, de Contacto, de Ciper, de La Tercera, de The Clinic, que están interesados en impulsar esta red. Hay un germen, pero evidentemente todos estos procesos son lentos e implican juntarse y concretizar.

* Email de contacto de Claudia Lagos Lira: cllagos@uchile.cl