Cultura de la Comunicación
Entrevista a Dr. Lluís Pastor Pérez Universitat Uberta de Catalunya (UOC)
Dr. Lluís Pastor Pérez[1]: “Los contenidos docentes TAMBIÉN pueden abordarse con una metodología periodística”
Universidad de Playa Ancha (Chile)
¿Es viable conciliar educación y periodismo? ¿Bajo qué parámetros es posible pensar la convergencia de estas dos disciplinas? Lluís Pastor articula ambas variables a través de la fórmula FUNIVERSITY que une los componentes de entretención y formación universitaria.
Desde una mirada preliminar resulta una provocación al canon pedagógico imperante. Pero, ¿por qué la didáctica educativa, que se ha mantenido casi inalterable desde que se fundó la universidad en el siglo XI, no puede nutrirse de nuevos enfoques con el propósito de alcanzar aprendizajes efectivos?
Bajo la metodología denominada “Journalism-based learning” (aprendizaje basado en técnicas periodísticas), se busca ofrecer un nueva estrategia didáctica capaz de responder a los requerimientos de una sociedad de la información donde los medios de comunicación cumplen un papel predominante.
Más allá de los cuestionamientos y desconfianzas hacia los mass media, esta nueva concepción aspira a que los contenidos de cualquier ámbito puedan tratarse con técnicas periodísticas y respondan a las expectativas de unos ciudadanos, no sólo acostumbrados al consumo mediático, sino que también ávidos de conocimiento.
CP: ¿Cómo surge el concepto FUNIVERSITY?
LP: La reflexión sobre cómo puede cambiar la universidad para multiplicar la motivación del estudiante por el aprendizaje surge de la consecución de diversos proyectos competitivos para el desarrollo de programas de radio a partir de contenidos docentes. A partir de ahí y de las teorías del “enjoyment of learning” y de las “fun-theories” resulta bastante simple llegar al acrónimo “funiversity” (fun + university).
CP: En una conferencia, hablaste de la “universidad fosilizada”. ¿En qué sustentas este postulado?
LP: En que durante diez siglos, que es el tiempo que tiene la universidad, todo ha cambiado en nuestro mundo (los transportes, los regímenes políticos, las leyes, la moda, etc.), pero la docencia universitaria se ha mantenido muy similar a cómo era en Bolonia por el siglo XI. Desde ese punto de vista, creo que merece la pena plantearse cómo podría ser una universidad que se reinventara hoy.
CP: ¿Dé que forma los medios de comunicación pueden cambiar la didáctica en la universidad? ¿Cómo es posible superar un canon vigente por más de mil años sin generar controversias?
LP: Seguro que cualquier cambio en la universidad genera controversias. Pero eso es también la base del modo de pensar de la academia: la controversia vigoriza. Por otro lado, entiendo que los medios de comunicación están en el centro de cualquier actividad de este siglo XXI. Hay profesores que se refieren a nuestro mundo como a “mediápolis”, una civilización que vive a través de los medios. Yo también lo creo, esa realidad a la que accedemos a través de los medios (los tradicionales y las nuevas TIC) se complementa con nuestra realidad más cercana (la familia y los amigos). Como si fueran las capas de una cebolla, las realidades se superponen, pero lo cierto es que conocemos el mundo, más allá de nuestra intimidad, a través de los medios de comunicación. También los medios tienen que ayudar a mejorar la docencia universitaria.
CP: ¿Por qué la universidad del siglo XXI debe ser entretenida?
LP: La sociedad de la información nos ha llevado a lo que llamo la sociedad del entretenimiento. Y yo lo defiendo. La multiplicación de los agentes que generan información (hoy todos somos emisores y no solo receptores pacientes) provocó un alud informativo nunca visto con anterioridad. Antes este exceso de oferta sólo los mensajes que llaman más la atención, que atraen más y que más cautivan, llegan a las audiencias. Eso provoca que el público se centre sólo en los mensajes más persuasivos y entretenidos. Pasa en los consumos de información, pasa en el consumo de medios y creo que también puede suceder en la universidad.
CP: ¿Cómo se puede incluir en el imaginario colectivo de la academia el concepto “diversión”, tan estigmatizado por los prejuicios?
LP: Va a resultar difícil. Habitualmente entretenimiento y diversión se han vinculado con el tiempo de ocio y no con el trabajo. ¿Quién se atreve a decirle a su jefe que su jornada laboral ha sido entretenida o divertida? Ese es el salto que hay que dar: es posible vincular diversión con trabajo. De hecho, el trabajo mejor realizado siempre resulta divertido para quien lo hace. De todos modos, hoy hay académicos que forman parte de lo que yo llamaría los “apóstoles del entretenimiento”, y somos los que nos enfrentamos a los “heraldos de la decadencia”, que creen que cualquier cambio tiene como resultado una sociedad peor que la anterior.
CP: Frente a la afirmación: “Las universidades viven de espalda a la sociedad” ¿Cómo los medios de comunicación rompen con esa lectura?
LP: No lo digo yo, lo dice (Marc) Prensky (este autor habla de los ‘nativos digitales'): los estudiantes han cambiado, la sociedad ha cambiado, y los modos de enseñanza persisten en viejos paradigmas. Los medios de comunicación son el cordón umbilical con ese nuevo mundo y los profesores atentos y entusiastas los van a utilizar en su ayuda.
CP: ¿Cómo es posible aplicar el periodismo al aprendizaje? ¿Cómo surge esta iniciativa?
LP: Resulta muy sencillo. Sabemos un montón de cosas por los medios de comunicación. La situación de Siria, cómo funciona la central nuclear de Fukushima o cómo afecta la deuda pública de los países occidentales para impedir su recuperación. Se trata de hechos complejos que aprendemos, casi sin darnos cuenta, siguiendo los medios de comunicación. Funiversity plantea que los contenidos docentes también pueden tratarse con la metodología periodística para que resulten más interesantes y cercanos para los estudiantes. De este modo, se pueden realizar magazines de radio o programas de televisión que constituyen el contenido docente de una asignatura. Hasta las producciones de Hollywood pueden resultan fundamentales para aprender divirtiéndose.
CP: ¿Rompen los medios de comunicación las fronteras del “educar”?
LP: Los medios de comunicación nos forman continuamente y nosotros nos divertimos siguiéndolos y sin ser demasiado consciente de que nos estamos formando en conocimientos, en actitudes y en valores. Es posible que convenga con algún lector en el sentido que, a veces, los medios no nos forman en las mejores actitudes y valores posibles, pero eso no invalida su capacidad persuasiva para hacernos aprender de una manera entretenida. Todos estamos llamados, como docentes, a hacer nuevos usos de los medios, de los videojuegos, de las TIC para mejorar la capacidad de aprendizaje de los ciudadanos de este siglo.
CP: Existe una desconfianza permanente hacia los medios de comunicación, ¿cómo se rompe esta realidad al incluirlos en la didáctica educativa?
LP: Es posible que exista una desconfianza hacia los medios, pero sobre todo hay una desconfianza sobre el uso que les dan los grupos mediáticos y los intereses que representan. No maten al mensajero, por favor. Los medios han construido las bases cognitivas de nuestro mundo y obviarlos es tanto como pretender que no somos como somos por los medios de comunicación.
CP: ¿Es posible una educación que rompa con las barreras del tiempo y la distancia? ¿De qué forma tu propuesta contribuye a resolver estas dificultades?
LP: En una sociedad avanzada la formación no actúa sólo en un lugar y en un momento determinado. La formación lo invade todo, lo impregna todo. Y para ello tenemos que poder aprender más allá de las fronteras artificiales del aula. Se aprende en la vida, inmersos en la vida. Y de una manera atractiva y divertida. Así haremos posible el sueño de la formación a lo largo de la vida, que no es otra cosa que el I+D de las personas.
[1] Licenciado en Ciencias de la Información (Periodismo) por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y diplomado en Filología Hispánica. Máster en Ciencias de la información por la Facultad de Ciencias de la Información de la UAB y doctor en Ciencias de la Comunicación (Periodismo) por la Universidad Ramon Llull, cum laude por unanimidad con la tesis doctoral Teoría de las cartas al director. El papel del lector en la prensa. Dirige la Editorial UOC y es también director de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. Profesor de Periodismo participativo y de Retórica de la comunicación en la Facultad de Ciencias de la Comunicación Blanquerna de la Universidad Ramon Llull; y profesor del máster de Educación y TIC de la UOC.