Monográfico - Revista F@ro Nº 9

Comunicación intercultural: dos cortezas de un mismo árbol ¿Lahual o Alerce?

Constanza Yáñez Duamante*
duamantegabriel@gmail.com
Universidad Austral de Chile (Chile)
Recibido: 30 de junio de 2009
Aceptado: 24 de julio de 2009

Resumen

Este artículo surge en el marco de una experiencia personal**, en la aproximación a una asociación de nueve comunidades mapuche huilliche de la Butahuillimapu, en la provincia de Osorno.

El conflicto radica en que tanto los códigos de interpretación como los de representación intercultural, han sido y continúan siendo los de Occidente. En este ejercicio hacia la comunicación intercultural, lamentablemente la persistencia de pretensiones universalistas, y de un neo - colonialismo impulsado por Occidente, dificultan en gran medida la comunicación efectiva de las interrelaciones culturales, generándose el menoscabo sistemático de la subjetividad de los individuos.

Palabras clave: Comunicación Intercultural  / Colonialismo y Neocolonialismo / Conflictos /  Poder

Abstract

This article is born in the context of a personal experience, approximating the association of nine mapuche huilliche communities of the Butahuillimapu in the province of Osorno.

The conflict takes root where the codes of communication as much as the intercultural interpretation have been and continue to be from Occident. In this exercise towards intercultural communication, lamentably the persistence of universalistic pretensions, and neo-colonialism pushed by Occident, make in great measure the effective communication of cultural interrelations difficult, generating systematic damage in the subjectivity of individuals.

Key words: Intercultural Communication  / Colonialism and Neo-colonialism  / Conflicts /  Power

La organización que cohesiona este artículo, es la Asociación Indígena Mapu Lahual <<AIML>>, ubicada geográficamente en la provincia de Osorno, en la Butahuillimapu o Cordillera de la Costa. Esta asociación conformada el año 2002, cuenta con personalidad jurídica otorgada por la CONADI[1] bajo la Ley Indígena 19.253, mediante el registro de Comunidades y Asociaciones Indígenas. La AIML se constituye como la primera a nivel nacional, que intenta reunir los intereses de nueve comunidades indígenas[2], para reestablecer el territorio Huilliche, con la supuesta finalidad de:

Desarrollarse sustentablemente, recuperando el territorio y cultura Huilliche por medio de la rearticulación de los mandatos tradicionales y generación de políticas indígenas capaces de entregar herramientas pertinentes, válidas y consensuadas a los líderes, para negociar en condiciones de igualdad ante el gobierno chileno[3].

La identidad cultural de Mapu Lahual, viene a confirmar las características que este colectivo se atribuye para sentirse partícipe de la cultura mapuche huilliche, pero la cita anterior no guarda relación con dicha identidad. La finalidad de la AIML expresada con palabras como <<desarrollo sustentable>> acusa un texto ajeno con un lenguaje y concepto también ajeno y por ende, con una finalidad que puede distar de la realidad de estos huilliches alerceros[4]. De la misma cita se desprende la idea de <<negociar en condiciones de igualdad>>, y paradójicamente quienes han negociado históricamente no han sido ellos. La manifiesta finalidad de la asociación fue incorporada el año 2005 en un Plan Maestro consensuado y escrito <<aparentemente>> por los integrantes de las comunidades, pero con el alcance y la contribución de cinco asesores externos; los cuales manejaron un determinado leguaje y se auto confirieron el poder de dar sentido a estas nueve comunidades. Se forma en esta propuesta de objetivo, una categorización hacia algo más cercano, más familiar; lo que "no es una manera de recibir nueva información, sino un método para controlar lo que parece ser una amenaza para la perspectiva tradicional del mundo" (Said, 1978, p. 85).

Las dictaduras se generan gracias al poder auto asignado de unos pocos sobre una mayoría; y es que el sentido de gobernar a otros, de decidir y pensar por otros surge como una práctica universal de control ideológico y económico. Son prácticas tremendamente etnocéntricas, como explica el comunicólogo Vicente Romano (2000), es tratar de que los más sometan su imagen del mundo, su forma de vida, a los intereses de los menos. Se obvia la diferencia cultural (Geertz 2001), aquel sistema ordenado de significaciones y símbolos mediante los cuales los individuos definen su mundo, expresan sus sentimientos y formulan juicios. Cultura comprendida como una serie de mecanismos de control, planes, recetas, fórmulas, reglas e instrucciones que gobiernan la conducta y que a su vez, logran que los hombres se comuniquen, perpetúen y desarrollen su conocimiento y actitudes.

La comunicación intercultural, es la que surge "entre pueblos con diferentes sistemas socioculturales y/o la comunicación entre miembros de diferentes subsistemas -por ejemplo grupos étnicos- dentro del mismo sistema sociocultural" (Alsina, 1999, p. 25). Alsina dice que la comunicación intercultural existe, "siempre que dos personas, que se percibían a sí mismas como pertenecientes a culturas distintas, se han intentado comunicar" (1999, p. 19). La comunicación entre culturas distintas no debería apelar a la construcción de estructuras o categorías políticas, sino a la reflexión y el análisis.

Aproximación a Mapu Lahual

Esta aproximación transcurre entre abril de 2008 y abril de 2009. Consistía inicialmente en una intervención a nivel organizacional en la AIML, para luego realizar un diagnóstico y posterior propuesta de mejora. Para ello nos contactamos con la directiva de Mapu Lahual, con el presidente Martín Paillamanque y la secretaria Yenifer Quinchalef, y tras su consentimiento y cooperación se logró el acercamiento hacia los demás asociados.

Como metodología, fue fundamental la observación participante, focus group y entrevistas en profundidad realizadas a los integrantes de las nueve comunidades indígenas que conforman la asociación. La mayor parte de las entrevistas se sucedieron en los hogares de los asociados. La relación de empatía lograda con los huilliche fue tal que, invitados por ellos, accedimos a participar de sus asambleas privadas. Así nos acercamos a esta asociación, con su particularidad cultural como fenómeno comunicativo y como punto central, en el que no se había reparado antes de los pretendidos esfuerzos de intervención.

En los estudios de comunicación intercultural se pretende comprender qué sucede cuando dos seres humanos de distintas culturas se reúnen, interactúan e intentan resolver problemas en diferentes interrelaciones (Casmir y Asunción Lande en Rodrigo Alsina, 1999). Pero lo que se hacía inicialmente en la práctica, en la interrelación con la AIML, no era comprender sino imponer, determinar y generalizar.

En la medida que la relación con los mapuche huilliche crecía, aumentaba también la conciencia sobre la propia ignorancia. Por lo general en comunicación intercultural se tiende a acentuar lo distinto y olvidar lo común; por el contrario se debía equiparar en lo distinto y lo igual, sin que la alteridad perdiera la identidad. Eran ellos y nosotros, culturas distintas. Ellos, indígenas Huilliche asociados; tejueleros de la costa de la provincia de Osorno, gente dedicada al alerce; comunidades intentando reivindicarse social y territorialmente; sin títulos de dominio; con escasa subsistencia económica y grandes índices de pobreza[5]. Y nosotros, winkas, con el objeto de analizar y evaluar su organización, además con ilusas pretensiones de proponer mejoras a aquella asociación.

Y cómo consecuencia, surge el cuestionamiento: ¿puede la comunicación organizacional hacer adaptaciones al mundo mapuche, con todo lo occidental que es?

La comunicación intercultural no es un ejercicio de simplificación, ya que, frente a culturas distintas, hay también distintos códigos. "En la comunicación no puede presuponerse que lo que pretende comunicar el emisor sea lo que interprete el receptor" (Alsina, 1999, p. 31).

Se debe tener presente que la identidad, es la relación que cada cual mantiene consigo mismo o con un grupo donde comparten valores comunes, y que en ella siempre existirá una relación dialéctica entre el yo y el otro. En este caso no se estaba considerando la identidad de la AIML. En el presente caso el conflicto se constituye sobre bases de incomprensión y etnocentrismo en todo su sentido.

Tras compartir con los hulliche de Mapu lahual se comprendió las diferencias entre sus realidades y la nuestra, no era posible hacer una intervención en la AIML. No era como tratar de solucionar problemas de comunicación organizacional interna desde las concepciones occidentales, aquí el asunto era totalmente diferente; era ingresar a un sistema de sentido y significación colectiva diferente.

La aproximación a la AIML es un tipo de conocimiento, de aprendizaje mediante codificaciones propias, predisposiciones y convenciones logradas en experiencias anteriores, que <<en principio>> prometían algún grado de equivalencia metodológica.

La "verdad" de un enunciado no está ni en la intención del emisor ni en el mensaje en sí mismo, está en la manera en que este enunciado es experimentado e integrado en una experiencia de vida, en una perspectiva personal" (Alsina en referencia a Semprini, 1999, p. 62).

La semiosfera, sus fronteras y el poder de influir

Lotman (1996, p. 23) propone el concepto de semiosfera, propio de las técnicas de la ciencia de la cultura, y la define como: "el espacio semiótico fuera del cual es imposible la existencia misma de la semiosis y sólo es en este espacio donde resultan posibles la realización de los procesos comunicativos y la producción de nueva información".

La semiosfera es identitaria, se caracteriza por separar lo propio de lo ajeno, y en este punto la frontera es un concepto del que no se puede prescindir. La frontera semiótica, según Lotman (1996), delimita la penetración de lo exterior, lo filtra y lo traduce, lo reelabora para ser incorporado al propio lenguaje. Es así como la frontera <<espacio de traducción>> viene a diferenciar al otro de nosotros, lo que propicia las identidades respectivas, y a su vez las unifica y crea sentido.

En los primeros encuentros con la AIML, se les mencionó que se necesitaría un documento que avalara el trabajo en su organización, fue allí cuando uno de los dirigentes sacó un lápiz y preguntó dónde debía firmar. Estaban acostumbrados a que los chilenos vayamos con papel y lápiz, comprendían que para nosotros nada es real hasta que aparece el documento y su rúbrica que lo avala.

Ellos fueron quienes decodificaron y codificaron, adelantándose a la respuesta tras un código ajeno aprendido, un acto necesario del diálogo:

Puesto que el texto que ha sido transmitido y la respuesta a él que ha sido recibida deben formar, desde cierto tercer punto de vista, un texto único, y además, cada uno de ellos, desde su propio punto de vista, no sólo representa un texto aparte, sino que también tiende a ser un texto en otra lengua, el texto transmitido debe, adelantándose a la respuesta, contener elementos de transición a la lengua ajena. De lo contrario el diálogo es imposible (Yuri Lotman, 1996: 34).

Tras seguidas reuniones de estufas a leña y mate compartido, se aprendió la diferencia y se profundizó en sus valores culturales de transmisión oral. Para estas comunidades la oralidad es su esencia, los mapuche de la Butahuillimapu no citan artículos, no atesoran documentos; pero sí recuerdan las palabras, las promesas orales, cada injuria o halago que se dijo y en el contexto en que se dijo; recuerdan si era de tarde o de mañana, de lluvia o de sol, de invierno o de otoño...

Conversión en alerceros huilliche y estrategias de dominación

Los huilliche de la Butahuillimapu conforman una cultura de generaciones de personas cuya única entrada económica es el alerce muerto con el que fabrican tejuelas y artesanías. Ellos, actualmente, no conciben una forma de vida sin el alerce, no se sienten preparados para adoptar las nuevas propuestas occidentales, y probablemente no lo estén por largo tiempo. Pero esto no siempre ha sido así. La intromisión del colonialismo había hecho su entrada triunfal en siglos anteriores. Georges Balandier (1969) afirma que el colonialismo se produce en el contacto entre una civilización tecnificada, de origen cristiano, de fuerte economía y acelerado ritmo de vida, y una civilización carente de tecnología moderna, no cristiana, de economía atrasada y lento ritmo de vida; y esto por la imposición de la primera sobre la segunda. Es la supremacía racial y cultural de unos sobre otros.

Antiguamente, el uso que daban los indígenas del sur al legendario alerce, era sólo medicinal. Pero esto cambió en el siglo XVI con la colonización de los españoles, "específicamente en la ciudad de Valdivia y luego expandiéndose en los siglos XVII y XVIII hacia Chiloé y el Seno de Reloncaví, principales centros de exportación alercera hacia el Perú" (Correa, 2006, p. 20). En tanto que los bosques de alerce del territorio huilliche, se mantenían vírgenes; en primer lugar por la fuerte defensa de los indígenas, y en segundo lugar por el difícil acceso a este territorio. Los indígenas de la zona, a pesar de conocer el alerce utilizaban sólo algunas de sus raíces para uso medicinal, ellos no efectuaban un uso económico del Lahual.

Los huilliche de la cordillera de la costa, basaban su economía en la agricultura, ganadería, caza, pesca y recolección marina. Mientras que el primer antecedente de explotación, surge en el siglo XIX, con la inminente invasión hispana por la cesión de territorios Cuncos y la instalación de misiones. Siendo la misión de La Costa, la causa que obliga a los indígenas a extraer por primera vez el alerce, para la construcción de iglesias (Correa, 2006, p. 53).

El colonialismo tuvo su fin tras la Segunda Guerra Mundial, aunque no todo concluyó con libertad, paz e independencia entre los pueblos, como se supone que sea. Sino que se dio curso a sutiles estrategias de dominio y explotación de aquellas antiguas colonias independizadas.

Aquel conjunto de nuevas estrategias políticas de dominación, es llamado neo-colonialismo; el cual ejerce prácticas de control económico, planes de ayuda condicionada en materias como el medio ambiente, corrupción y manipulación política en diversos temas. El Breve Diccionario Político (1983, p. 297) define este concepto como:

Una política colonialista de estados imperialistas y monopolios orientada a mantener con métodos más flexibles su dominación sobre aquellos países descolonizados... Persigue el objetivo de estorbar el avance de los países en vía de desarrollo de Asia, África y América Latina.... Estos métodos de dominación neocolonialista incluyen la concesión de <<ayuda>> a estos países, ligada a condiciones económicas y políticas, entre otras.

El neo colonialismo es uno de los mayores usos y abusos de poder. Va desde la esfera íntima hasta la presentación pública en el trabajo, en la escuela o en política. El objetivo es la pasividad y sumisión. El dominio de las mentes es una guerra psicológica planificada, dirigida con conocimientos científicos, contra el desarrollo progresista del ser humano (Romano, 2006).

Del modo en que confluyen estrategias de dominación neocolonialistas, sucede también con el Orientalismo, que como campo de estudio se basa en una unidad geográfica, cultural, lingüística y étnica, llamada Oriente.

La importancia que tienen los eruditos traductores de oriente, es tal que en Occidente, se estudiaba Oriente mediante libros y manuscritos y no, como en el caso de la influencia griega en el Renacimiento, a través de obras como esculturas y cerámicas. Oriente se transforma entonces en un espacio geográfico imaginario. Como resultado del poder y del enorme ámbito del orientalismo se produjeron, no sólo una gran cantidad de conocimientos exactos sobre Oriente, sino también unos de segundo orden. "Podemos mantener que la mente crea algunos objetos distintivos que, aunque parecen existir objetivamente, sólo tienen una realidad ficticia" (Said, 1978, p.80).

Mana entonces una idea teatral de representación, donde Oriente es la puesta en escena de Occidente. Es que para los estudiosos de Oriente; se presumía que no había oriental capaz de conocerse a sí mismo, como los conocían los occidentales, como describe Said, "un hombre oriental, primero era un oriental y sólo después era un hombre" (1978, p. 277).

Conflicto intercultural

Un conflicto intercultural es el que surge "de entre personas o instituciones cuya característica representativa es la pertenencia de los actores sociales a culturas distintas" (Alsina, 2003, p. 177). Los conflictos interculturales poseen diversas causas además del propio aspecto cultural, entre ellas, causas sociales y políticas. En el caso de los mapuche huilliche de Osorno, el conflicto guarda relación con aspectos ideológicos, de poder, políticos y desde luego, económicos. Muchos han intentado acercarse a estas comunidades, entre ellos ONG[6], ambientalistas, antropólogos, particulares de diversas áreas y el propio gobierno mediante sus instituciones <<CONAF[7], CONAMA[8], COREMA[9], CONADI, INDAP[10], SAG[11], entre otras>>. Siendo una constante el conflicto principal, que implica la perspectiva neo colonial con que se resuelven las aproximaciones a estas comunidades.

Vinyamata (1999, p. 43) entiende los conflictos ideológicos como "aquellos que hacen referencia al cúmulo de informaciones y percepciones que contribuyen a dotarnos de un pensamiento determinado incluyendo los que provienen de intereses de poder". En cuanto a las percepciones de la institucionalidad, Gustavo Paillamanque de la comunidad Maicolpi expresa, "a nosotros no nos comprenden, ellos tienen objetivos distintos de los nuestros, ellos creen que deben enseñarnos a nosotros a cuidar nuestro alerce para que no desaparezca" (C. Yáñez, entrevista no publicada, junio de 2008).

Por otro lado, y desde una perspectiva más económica de conflicto, Ariel Millacheo de la comunidad Caleta Cóndor explica, "los chilenos, la gente del gobierno, no saben que la madre de todos es la tierra y todo lo que hay en ella lo cuidamos y respetamos, y que si aquí hay alerce, es porque hemos sabido hacer uso de él" (C. Yáñez, entrevista no publicada, agosto de 2008). Para Ross (1995, p. 58) este tipo de conflicto es entendido como "las acciones de dos o más partes que contienden por el control de materiales escasos", como bien podría serlo el preciado alerce de la Butahuillimapu. En relación al escaso alerce, Yenifer Quinchalef de la comunidad Manquemapu, sostiene, "nosotros sacamos lo justo para el sustento, no para enriquecernos como hacen los chilenos en la cordillera de Fresia, que abusan, que queman el alerce para comercializarlo mientras CONAF se queda mirando y cruzado de brazos" (C. Yáñez, entrevista no publicada, junio de 2008).

Así las aproximaciones interculturales se nutren de un etnocentrismo circundante que debiera estar mermado para las formas de comunicación intercultural, ya que todas las culturas son dignas de respeto. Por ello, y para comprenderlas deben ser interpretadas de acuerdo con sus propios criterios culturales. Como sugiere Alsina (1999), en estos casos no se debe eliminar nuestro juicio crítico, pero sí, dejarlo en suspenso hasta que no hayamos entendido la complejidad simbólica de muchas de las prácticas culturales.

Una de las aproximaciones a los hulliche de Mapu Lahual es el de una ONG que, del mismo modo que la institucionalidad chilena, ha pretendido que las comunidades costeras cambien de rubro y dejen de trabajar el alerce, árbol que anteriormente otros -los colonos- venidos desde fuera les obligaron a cortar para uso maderero. Práctica que después de años dotó a esta población indígena de una sorprendente habilidad en el trabajo y labranza maderera alercera. Estos medio ambientalistas, actualmente pretenden que los huilliche se dediquen a una nueva práctica, el turismo. Enzo Llancar de la comunidad Caleta Huellelhue contrapone, "Llevamos décadas viviendo del alerce y nunca se ha acabado, no hay otra cosa que sepamos hacer, no existirá nunca algo que lo remplace; con el turismo no alcanza, dura tres meses y luego se termina".

Desde hace siglos y hasta el día de hoy, el alerce para los winkas y el lahual para el pueblo mapuche corresponden definitivamente a espacios de significación diferentes.

Para enfrentar estos conflictos en comunicación intercultural, se debe poseer la habilidad de crear nuevas categorías que den sentido a las interpretaciones, y no ajustarse a viejas categorías porque resulten más familiares. Se debe también respetar y tolerar la diversidad, y finalmente lograr una relación de empatía, ponerse en la situación del otro ante determinados acontecimientos.

Conclusión

En el ejercicio hacia la comunicación intercultural, la persistencia de pretensiones universalistas, y de un neo - colonialismo impulsado por Occidente, han generado conflictos que dificultan en gran medida la comunicación de las interrelaciones culturales. El poder, la supremacía y los saberes, históricamente han estado del mismo lado; el hombre blanco por sobre el hombre de color, el winka por sobre el indígena mapuche, el occidental por sobre el oriental. Se presenta así la vergonzosa perdida de identidad de la alteridad.

Weber señala que "debemos darnos cuenta de que el otro, que no pertenece a mi cultura, no piensa obligatoriamente la realidad como yo la conozco y a la inversa" (1996, p. 20). La manipulación que emerge de las relaciones interculturales es una deformación de la cultura del otro, donde se descartan sus facultades y se produce el menoscabo sistemático de la subjetividad de los individuos. En orientalismo esta metamorfosis se produjo en una cultura que se concebía como piadosa, que presumían actuar con criterios de catolicidad, justicia, equidad y hasta liberalidad, y ya sabemos el final de la historia. Hoy en día existen otros que presumen apertura mental e igualdad de clases, pero hace falta auto crítica, conciencia del conflicto y del porqué se origina, conciencia de lo ajeno y de la propia especificidad. Se es no sólo para la propia vida social, sino también para otros que nos constituyen; en ese otro y por él, nos reconocemos. La constitución de la identidad tiene lugar desde la alteridad, desde la mirada del otro que nos transforma en actor protagónico.

Eduardo Galeano expuso en uno de sus discursos, "¿Existen los dedos, si no se juntan en la mano? Juntarnos: ... para defender el precio de nuestros productos, y el valor de nuestros derechos. Bien juntos están... los pocos países ricos que ejercen la arrogancia sobre todos los demás".[12]

Resulta valiosa la idea de juntarnos. Las ideas de superioridad sobre un otro inferior al que debo "ayudar" para ser mejor, mejor como yo; hablan de un neocolonialismo y etnocentrismo que quiere permanecer intacto, siendo la mano que guía. Por ello, la comunicación intercultural debe ser una herramienta que auxilie las interrelaciones amigables en pos del respeto, la tolerancia y el conocimiento y reconocimiento de realidades diversas.

No se puede negar que somos diferentes, pero tampoco que somos iguales, y es en lo igual en donde se produce el encuentro con el otro, el diálogo, el intercambio cultural que nos enriquece como seres humanos. Como bien explicaba Sami Naïr a su hija (2001: 38), "porque creo que el futuro de los hombres es el hombre. Es decir, aquello que podemos hacer juntos, todos, sea cual fuere nuestro origen, nacionalidad, grupo social o religión. Lo que me interesa es el descubrimiento del otro". 

Referencias Bibliográficas

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Informes del "Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo" -Chile (PNUD); 2003, 2005, 2007, 2008. Página consultada el 30 de abril de 2009, a las 22:30 horas. Disponible en www.pnud.cl


*   Periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Austral de Chile. Actualmente se encuentra en proceso de realización de tesis de Magíster en Comunicación de la misma universidad y también dedicada a la sistematización de experiencias del programa Orígenes de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena.

** Encomendada por el requerimiento académico de realizar un proyecto de intervención en el área de la estrategia comunicacional de empresa, basado en un diagnóstico previo y posterior propuesta a una organización.

[1]   Corporación Nacional de Desarrollo Indígena.

[2]   Las Comunidades huilliche que componen la AIML son: Maicolpi, Maicolpi Río Sur, Melillanca Guanqui, Nirehue, Loy Cumilef, Caleta Huyelhue, Caleta Cóndor, Manquemapu y Mahuidantu.

[3]   Así es definido en el Plan Maestro elaborado por técnicos junto a la organización, en el año 2005.

[4]   El Alerce se encuentra protegido por el Estado de Chile desde 1967 gracias al Decreto Supremo N° 531, resultado de la Convención de Washington para la protección de la flora y fauna y de las bellezas escénicas naturales para los países de América. El comercio internacional de esta especie está prohibido por la Convención sobre el Comercio Internacional en las Especies Puestas en Peligro (CITES, Apéndice 1), firmada por Chile en 1975. Aunque el mayor logro en materia de protección alercera ocurre en 1976 mediante el Decreto Supremo 490, donde el alerce fue declarado Monumento Nacional, prohibiéndose su extracción.

[5]   Según XVII Censo de Población y VI de Vivienda de 2002. Y según el "Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo" -Chile (PNUD), la comuna de San Juan de la Costa ocupa el último lugar a nivel nacional (341) respecto al Índice de Desarrollo Humano, mientras que Purranque se ubica en el lugar 301 (descendiendo 81 lugares desde la última medición en 1994) y Río Negro en el lugar 284, (descendiendo 72 puestos).

[6]   Organizaciones No Gubernamentales.

[7]   Corporación Nacional Forestal -Chile.

[8]   Comisión Nacional del Medio Ambiente-Chile.

[9]   Comisión Regional del Medio Ambiente-Los Lagos en Chile.

[10] Instituto de Desarrollo Agropecuario.

[11] Servicio Agrícola y Ganadero.

[12] Discurso de agradecimiento por el título de primer ciudadano ilustre de la región, otorgado por los países del MERCOSUR, el 13 de julio de 2008.