Revista F@ro Nº 7 - Monográfico

Las Escenografías del Poder.
El imaginario festivo y el poder político en imágenes, íconos y representaciones de la Fiesta Nacional de la Vendimia del primer peronismo.

Franco Marchionni Faud *
fmarchionni@lab.cricyt.edu.ar
Instituto de Ciencias Sociales, Humanas y Ambientales CONICET/CCT - Argentina
Recibido: 19 de Junio 2008
Aprobado: 15 de Agosto 2008
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Resumen: El trabajo propone reflexionar sobre la noción de patrimonio cultural y su relación con la construcción de imaginarios sociales a partir del análisis de los festejos vendimiales de la Provincia de Mendoza, Argentina. Esta reflexión es entendida como respuesta necesaria ante el desafiante contexto impuesto por el vertiginoso desarrollo de las sociedades iberoamericanas en el actual escenario de la globalización.

Se postula que la dimensión imaginaria debe estar presente en los procesos de apropiación y puesta en valor de todo bien cultural, tangible e intangible, y se entiende que esta tarea es responsabilidad de la sociedad civil en su conjunto. Por lo tanto se puede afirmar que: mientras mas conocimiento haya sobre un tema específico como la Fiesta Nacional de la Vendimia, más eficaces serán las estrategias para su rescate, puesta en valor e inclusión en una agenda social-cultural-política responsable.

Palabras Clave: Patrimonio Cultural / Imaginarios Sociales / Fiesta de la Vendimia / Identidad Regional

Abstract: The work intends to meditate on the notion of cultural patrimony and its relationship with the construction of imaginary social starting from the analysis of the festejos vendimiales of Mendoza's county, Argentina. This reflection is understood as necessary answer before the defiant context imposed by the vertiginous development of the Ibero-American societies in the current scenario of the globalization.

It is postulated that the imaginary dimension should be present in the appropriation processes and setting in value of all very cultural, tangible and intangible one, and he/she understands each other that this task is responsibility of the civil society in its group. Therefore one can affirm that: while but knowledge has on a specific topic as the national party of the vintage, more powerful they will be the strategies for its rescue, setting in value and inclusion in a calendar responsible social-cultural-politics.

Keywords: Patrimony Cultural / Imaginary Social / Party of the Vintage / Regional Identity

Presentación

Con este trabajo nos proponemos abordar el tema de la Fiesta Nacional de la Vendimia desde una perspectiva crítica 1. Los términos que dan título a este artículo plantean problemas conceptuales, de contenidos y de significación, y no sólo formales o nominalistas.

Pretendemos reflexionar sobre la noción de patrimonio cultural y su relación con la construcción de imaginarios sociales a partir del análisis de los espacios y sus representaciones escenográficas dentro de los festejos vendimiales de la Provincia de Mendoza.

La pertinencia de este enfoque reside en comprender el proceso consumado en y por la representación escenográfica en un espacio particular 2 y qué papel tuvo esta materialización arquitectónica escenográfica en la construcción de la dimensión imaginaria de la fiesta. Consideramos igualmente valioso reflexionar sobre las “prácticas sociales” ya que éstas pueden contribuir en los procesos constructivos de la identidad, y en este sentido la identidad está en relación dialéctica con la tradición, es decir con la cultura y el Patrimonio 3.

Para este abordaje se utilizaron como herramientas para la reflexión, conceptos como la tradición, el patrimonio y la identidad 4, (Marcos Arévalo, 2001) y su consecuente dialéctica con elementos del universo vendimial. Además nos hemos apoyado sobre los estudios de antropología del patrimonio, patrimonio cultural, material e inmaterial y documentos (programas, convenciones, recomendaciones, etc.) publicados por UNESCO 5.

La cultura, las formas de vida materiales y sociales, los imaginarios populares, las sociedades y los grupos humanos, son a la vez universales y particulares, múltiples y diversos en la experiencia humana. Ahora bien, actualmente se está produciendo una profunda revisión o redefinición del concepto de tradición desde una perspectiva renovada. Consideramos el concepto tradición, en principio equivalente, al concepto de cultura como la conciben los antropólogos 6. La tradición puede ser pensada también como una construcción social que cambia temporalmente, de una generación a otra; y espacialmente, de un lugar a otro. Es decir, la tradición varía dentro de cada cultura, en el tiempo y según los grupos sociales; y entre las diferentes culturas.

Este enunciado nos permite suponer ya en el contexto escenográfico, que la “forma” independiente de la obra es, pues, un reflejo de esas emergentes imaginarias y espaciales vinculadas al contexto vendimial, es una manera ó expresión posible de la realidad misma. Es decir hay rasgos, elementos de la realidad que constituyen un metalenguaje el cual es reelaborado por el artista, en este caso el escenógrafo, expresando los momentos fundacionales de esa realidad, pero no en forma abstracta sino real, concreta con sus elementos y conflictos fundamentales.

El objeto de análisis abordado, el espacio y su representación escenográfica dentro de los festejos vendimiales de la provincia de Mendoza, en el primer gobierno peronista 1946-1955, se observa desde enfoques como la identidad, el patrimonio, la memoria colectiva y el diseño mismo, rescatando los aspectos simbólicos por sobre los materiales. Sin embargo, con esto no queremos apuntar que se rechaza el concepto de función 7en su sentido más propio; lo algebraico implica que los valores son conocidos uno en función del otro y que entre las funciones y las formas se intenta establecer relaciones más complejas que las lineales de causa y efecto, desmentidas por la realidad. Se rechaza aquí precisamente esa última concepción del funcionalismo como una actitud inspirada en el empirismo ingenuo, según el cual las funciones asumen la forma y constituyen unívocamente el hecho arquitectónico efímero (escenografía).

Estos esquemas de pensamiento aplicados a la cuestión del manejo espacial escenográfico dan como resultado la necesidad de evitar una supremacía absoluta de la forma, entendida como soporte de efectos, sobre la función, entendida como reflejo o emergente del contexto que la suscita, sobre todo si se piensa que el concepto intrínseco por antonomasia de la escenografía, es precisamente el de proponer un fondo en función de una figura determinada.

La ideología política del régimen peronista produjo una incitación sistemática y metódica a generar imágenes y símbolos que apoyaran su doctrina política desde el ámbito estético. (Gené, 2005, p.9). El período 1946-1955 podría ser el espacio temporal donde éstas prácticas se evidenciaron concretamente en la esfera local, dentro de los festejos vendimiales, a través de la transfiguración del espacio y sus representaciones escenográficas. Una de las principales preocupaciones del movimiento que comenzaba a organizarse era crear un conjunto de símbolos que contribuyeran a otorgarle identidad. (Gené, 2005, p.11)

Mediante una exploración de carácter cualitativo se intentó comprender y explicar argumentativamente el objeto de estudio, considerando su contexto histórico, tecnológico y sociocultural. Este propósito se desarrolló mediante el análisis documental y el análisis fotográfico de los escenarios vendimiales correspondientes al primer gobierno peronista, 1946-1955, intentando establecer los siguientes objetivos:

•  Propiciar el debate local para renovar el “Discurso Patrimonial”, con el objeto de adecuarlo, en la medida que sea preciso, a los nuevos escenarios, demandas y retos patrimoniales.

•  Definir, de forma participativa y consensuada, un bloque estratégico de espacios o áreas de estudio, investigación e innovación acordes con las necesidades del trabajo patrimonial y más ajustado a los requerimientos de la sociedad regional 8.

•  Defender los patrimonios intangibles más frágiles y las colectividades a ellos asociadas preservando sus acervos e identidades históricas.

Introducción

Constatamos, no sin justificada inquietud, como a pesar de las Convenciones Internacionales, Cartas de la UNESCO y Documentos de otras Organizaciones especializadas en patrimonio 9, seguimos en los inicios de un nuevo siglo, en una gran contradicción: se avanza en el discurso y en la producción de marcos regulatorios nacionales e internacionales, pero se mantiene una deficitaria actuación en materia de conservación, tutela y apoyo financiero para la rehabilitación y salvaguarda del patrimonio 10.

Frente a esta situación se hace necesario adherir al paradigma planteado para el próximo Congreso Internacional de Rehabilitación del Patrimonio y Edificación, a desarrollarse en Sevilla, España entre el 9 y el 12 de julio de 2008 que, de forma sucinta, se concreta en el siguiente concepto:

La gestión del conocimiento acumulado, desde una perspectiva dinámica de innovación conceptual, metodológica, investigadora y tecnológica debe conducirnos, a través de un diálogo multilateral y espacios de encuentro e intercambio, a convertir nuestra memoria histórica en una base operativa que nos permitan afrontar la diversidad de nuevos retos: antropológicos, sociales, económicos, culturales y tecnológicos de la Sociedad de la Información hacia la que avanzamos. Un cambio que asegure una transición cada día más urgente y exigente desde posiciones de intervención aislada y descontextualizadas, para asumir nuevos formas y metodologías integradas que se vinculen a Programas Estratégicos de protección e intervención, siempre apoyados en “partenariados en Red”. La conjunción equilibrada y proporcionada de avances tecnológicos y nuevas sensibilidades sociales deben propicia un proceso de crecientes innovaciones en conceptos, formas, metodologías, herramientas y estrategias de intervención que, asumiendo los grandes principios del pasado, permitan la irrupción de una nueva “cultura patrimonial” para el siglo XXI 11.

La Fiesta de la Vendimia en Mendoza

“Así nace el vino, como los hombres, entre suspiros y angustias y lágrimas de dicha, entre temores y esperanzas; pero en su paso por el mundo, aunque mucho asemeja también la vida humana, sólo siembra alegrías. Por eso Mendoza está orgullosa. Por eso también hace sus fiestas”

Ing. Frank Romero Day

La Fiesta de la vendimia es un fenómeno folklórico. Los orígenes de estas festividades se remontan probablemente al siglo XVII, teniendo en cuenta que la actividad vitivinícola en Mendoza se habría iniciado hacia 1632, siendo corregidor en aquel tiempo Don Juan de Adaro y Arracola. Consecutivamente, a partir del siglo XIX se habría instituido a través de las prácticas populares, una fiesta anual denominada "Fiesta de las chinas", expresión claramente popular realizada en amplios galpones coloniales iluminados con candiles de grasa donde inmigrantes y nativos, bajo el dulce rasguido de guitarras, se disputaban la belleza de las “chinas”.

El único ritual que aceptaban sus participantes era el que ellos mismos se imponían. Eran una especie de mi­núsculos reductos enraizados en la trama de la vida regional en los que la vida social se consumaba con mayor intensidad que en las celebraciones multitudinarias.

Por ese entonces el pueblo mendocino festejaba entre otras las fiestas patrias, las pascuas de navidad, el año nuevo y la epifanía, las fiestas seculares de la esquila, la yerra y la parición, la fiesta de la vendimia y la fiesta de las brevas y la sandía por citar algunas de ellas . Generalmente estas fiestas, que se desarrollaron entre 1880 y 1920, se celebraban en los bodegones criollos . “En ellos se comían comidas típicas, se bebía sangría y vino, se bailaba, se cantaba y tocaba, se comerciaban vinos, dulces y flores, se jugaba con naipes, palo enjabonado y sortijas” (Rodríguez, 1935, p.37) .

Estos sitios característicos de la época, junto a tonadas, cuecas, gatos y habaneras, a los versos picarescos y ágiles zapateos, se fueron perdiendo poco a poco a comienzos del siglo XX. Solo subsistieron en zonas rurales hasta la década de 1920. La marcha de los años, la prosperidad creciente de la industria del vino, el espíritu de empresa característico de las clases dirigentes y acomodadas de la sociedad mendocina, trajeron como lógica consecuencia la exaltación y el homenaje a esa producción que definiera a la provincia frente al país y al mundo: el vino 12.

Pasaron varios años antes de que Mendoza volviera a concretar la Fiesta tan propia a su cultura, a su geografía y a su gente. En Mendoza, desde 1935 era gobernador el doctor Guillermo Cano y su ministro de Industrias y Obras Públicas, el ingeniero Frank Romero Day. El Doctor Cano, tras un reciente viaje a Europa, tomó modelos de fiestas europeas similares a la vendimia y el 4 de marzo de 1936 dio a conocer el Decreto Provincial Nº 87 por el cual se institucionalizaba a primera Fiesta de la Vendimia para exaltar la uva, el vino y la belleza de Mendoza.

A partir de ese año quedó oficialmente instituida la Fiesta de la Vendimia. El Estado Provincial, a través de su Dirección de Turismo, tomó la iniciativa de ordenar los diferentes festejos vendimiales y trazó la estructura oficial de los mismos. Ordenó la elección de la primera reina de la vendimia y la participación de la totalidad de los departamentos de Mendoza. A partir de la intervención del Estado Provincial, se distinguieron los festejos departamentales de los provinciales. Los Municipios Departamentales y el Gobierno Provincial, en cada caso, eran los responsables en la elección de los lugares adecuados para los festejos, subvencionándolos primero con las arcas del estado y en otras oportunidades con colaboradores privados 13. La primera celebración se realizó el 16 de abril de 1936 en la rotonda del Parque General San Martín, donde asistieron más de diez mil personas y se coronó a una auténtica vendimiadora 14, iniciadora de la dinastía propia de las reinas vendimiales. Pero como veremos este significado originario sufrió diversas transformaciones. Si la tradición es la herencia colectiva, el legado del pasado, lo es también debido a su renovación en el presente. La tradición, de hecho, actualiza y renueva el pasado desde el presente.

DESARROLLO

La Fiesta y la Tradición

La tradición, para mantenerse vigente, se modifica al compás de la sociedad, pues representa la continuidad cultural. De aquí, justamente, su versátil capacidad de cambio y de adaptación cultural . La tradición, para ser funcional, está en constante renovación, y se crea, recrea, inventa y destruye cada día. Porque la tradición contiene en sí misma los gérmenes de la estabilidad y del cambio. Y el cambio, en términos de adaptación sociocultural, es consustancial a toda sociedad; continuamente se crean nuevas formas de expresión cultural.

Lo tradicional, en general, es propio -aunque no en exclusiva- de las clases y sectores sociales rurales (agrícolas o campesinas) y de los obreros en el medio urbano. Pero la tradición existe en todas partes y en todas las épocas. Los grupos sociales, urbanos o rurales, tienen tradición. En la ciudad también se dan expresiones tradicionales provenientes del mundo rural a través de la emigración. De hecho, la fiesta de la vendimia el un claro ejemplo de esta situación, es decir, existe una cultura tradicional, más allá de lo rural, en el medio urbano 15.

De manera que la tradición, que no se hereda sino que se transmite socialmente y deriva de un proceso de selección cultural, sería ahora algo así como el resultado de un proceso evolutivo inacabado con dos polos dialécticamente vinculados: la continuidad recreada y el cambio. La idea de tradición remite al pasado pero también a un presente vivo. Lo que del pasado queda en el presente eso es la tradición. La tradición sería, entonces, la permanencia del pasado vivo en el presente lo que implica una cierta selección de la realidad social. Aunque la tradición es un hecho de permanencia de una parte del pasado en el presente, lo antiguo -la continuidad- persistente en lo nuevo -el cambio-, no todo el pasado que sobrevive en el presente es o se convierte mecánicamente en tradición.

Finalmente podemos considerar que la tradición es una construcción social dinámica y dialéctica que se elabora desde el presente sobre el pasado. No es el pasado el que produce el presente, sino por el contrario, el presente quien configura al pasado desde intereses e intenciones casi siempre asequibles.

El Patrimonio Cultural

Hablar de Patrimonio Cultural, Imaginarios Sociales e identidad supone construir redes cognitivas para poder comprender la compleja realidad social puesto que una sola ciencia no puede dar cuenta de la totalidad.

Es siempre probable caer en el error de considerar equivalente ó confundir patrimonio con cultura. Todo lo que se aprende y transmite socialmente es cultura, pero no patrimonio. Los bienes patrimoniales constituyen una selección de los bienes culturales, por lo tanto el patrimonio está compuesto por los elementos y las expresiones más relevantes y significativas culturalmente, son los rasgos identificatorios, que unen al interior del grupo y marcan la diferencia frente al exterior.

El Patrimonio, entonces, remite a símbolos y representaciones, a los “lugares de la memoria”, es decir, a la identidad. Desde este punto de vista el Patrimonio posee un valor étnico y simbólico, pues constituye la expresión de la identidad de un pueblo, sus formas de vida.

Es importante considerar además que Patrimonio, como reflexión sobre nuestro pasado y presente, es una construcción sujeta a cada momento histórico, y son los grupos hegemónicos, quienes lo definen según un consenso más o menos amplio y en el seno de cada profesión.

La noción de Patrimonio cultural, como desde hace varios años recoge en diversos programas y documentos la UNESCO , se ha ampliado significativamente desde los Monumentos a los Bienes Culturales, desde los objetos a las ideas, de lo material a lo intangible, desde lo histórico-artístico a las formas de vida características y relevantes culturalmente.

Uno de los aspectos más relevantes de esta nueva mirada es el valor simbólico, es decir la capacidad de representatividad, de los distintos referentes y elementos patrimoniales. De acuerdo con esto el patrimonio remite a una realidad icónica (expresión material), simbólica (más allá de la cosificación y la objetualidad) y colectiva (expresión no particular, sino de la experiencia grupal) constituida por las formas de vida materiales e inmateriales, pretéritas o presentes, que poseen un valor relevante y son significativas culturalmente para quienes las usan y las han creado; El Patrimonio es a su vez una construcción social y cultural que reviste formas ideológicas 16, las cuales expresan rasgos identitarios.

La Identidad

La identidad definida como la pertenencia a una comunidad, es una construcción social que se fundamenta en la diferencia, en los procesos de alteridad o de diferenciación simbólica. Y la imagen de la identidad se conforma desde la percepción interior y desde la visión exterior, pero: ¿cómo se representa esa pertenencia, con qué elementos y cómo se construye una comunidad identitaria? Estos interrogantes remiten a la subjetividad, al imaginario social y al mundo de lo simbólico.

Por una parte está el cómo nos vemos (adscripción voluntaria), y por otra, el cómo nos perciben (identificación). La identidad refiere un sistema cultural (tradición y patrimonio) de referencia y apunta a un sentimiento de pertenencia. Es decir la identidad se fundamenta en una construcción real y en una construcción ideológica, que jerarquiza y fetichiza 17 unos símbolos supuestamente propios, mediante los que se canalizan, cíclicamente, las energías y los sentimientos colectivos; porque los procesos de construcción de las identidades son, procesos ideológicos (conjunto de representaciones, valores, creencias y símbolos), procesos políticos (con la finalidad de marcar los límites entre nosotros y ellos) y procesos culturales (la historia y la tradición), que representan el vínculo genealógico y la herencia cultural.

La identidad es una actitud colectiva, una cualidad, orientación cognitiva y afectiva bajo un cierto sistema de valores culturalmente compartido. Es también sede de la competencia discursiva ("uno habla como quien es y desde donde se sitúa"). La identidad individual y la identidad colectiva es una distinción analítica, la identidad individual es el resultado de las múltiples pertenencias a las identidades colectivas. Siempre la identidad trae consigo el problema del reconocimiento, es un proceso de percepción-acción con base en un proceso de construcción de un "nosotros" frente a "los otros". Las identidades, porque ya no podemos hablar de una única y estática, las comprendemos como procesos dinámicos e históricos, en el que se negocian los significados que dan sentido a las prácticas, que van construyendo las relaciones sociales en un determinado espacio. Estas dinámicas están ineludiblemente mediadas por relaciones de poder.

Los Imaginarios Sociales

"Escenarios urbanos entendidos como "lugares" de constitución de lo simbólico y puesta en escena de la ritualidad ciudadana, producción y recreación de una cultura en la que participan los grupos y los individuos como "actores" mediante su actividad de selección y reconocimiento"

Jesús Martín-Barbero.

Es posible pensar la fiesta de la vendimia en su espacio y representación escenográfica como un objeto generado pero también generador de estéticas, símbolos e imaginarios. Puede ser entendida además como una construcción de representaciones vividas en un lugar y como una gran red de comunicación que interpela a los sujetos de diversas maneras (Silva, 1992), como un espacio simbólico, como un lugar donde se despliegan representaciones acerca de lo urbano y de lo rural.

Es pertinente además estudiar la fiesta de la vendimia en su espacio y representación escenográfica como lugar de acontecimientos culturales y como escenario de lo imaginario. Es ahí también en donde se producen efectos en el plano simbólico: sus guiones, imágenes, representaciones afectan y guían el uso social de la fiesta y modifican la concepción del espacio y su representación escenográfica.

En las fiestas ya no podemos hablar de las dicotomías tradición/modernidad, lo público/lo privado, lo culto/lo popular, lo urbano / lo rural, en la ciudad estas tendencias y sus escalas se empalman, acoplan y articulan. Se torna necesario hacer la crónica del imaginario festivo y cómo ese imaginario se despliega en múltiples sentidos y prácticas.

La fiesta de la vendimia en su espacio y representación escenográfica es un espacio físico, un espacio social y un espacio histórico. Su desarrollo cultural puede ubicarse como resultado de luchas históricas permanentes entre actores sociales con posiciones, intereses, valores y proyectos antagonistas en pugna por la definición de lo que significa “la fiesta de la vendimia”, ya que en ésta se pone en acción la identidad regional y se materializa en actitudes colectivas, en cualidades, en símbolos que operan dentro de un sistema de valores compartidos.

Las relaciones sociales conforman el campo simbólico en el que se establecen objetivamente las relaciones de poder y la negociación de significados entre los protagonistas del campo cultural regional. Esto puede verse claramente en la organización de las fiestas religiosas en Mendoza, las cuales se viven de manera diferenciada, con sentidos distintos y sin embargo en conjunto con la fiesta de la Vendimia representan una parte del ser de Mendoza y así se "ofrece" a los visitantes.

Para que pueda darse la negociación de significados sin que la ruptura cultural sea tan grande como para desintegrar una identidad es necesario llegar a formar consenso en torno a los signos y símbolos urbanos y rurales y este consenso se logra cada vez más en los medios de comunicación. Aquí son útiles las ideas de Claudio Lomnitz 18, quien llama ideología localista al conjunto de elementos que se sintetizan, sistematizan u ordenan de diferentes maneras y que se relacionan con lo intereses de un grupo o de una clase (Lomnitz, 1996, pp.21-51). Si se mantiene este consenso del que habla Lomnitz a través del tiempo estamos hablando de hegemonía, de una configuración cultural que conlleva la construcción de ideologías institucionales y mediadoras entre los intereses de las diversas elites.

ANÁLISIS, VALORACIÓN Y CRÍTICA

La valoración de la fuente fotográfica en su dimensión documental

Para comprender la dimensión documental de la fotografía es preciso analizar la relación que ésta establece con la realidad, puesto que ésta es el objeto de representación. Las imágenes, y como tal la fotografía, establecen tres modos de relación con el mundo:  

El modo simbólico, presente desde los orígenes de la humanidad en la utilización de la imagen como símbolo mágico o religioso y después con muchos otros objetivos indicadores.

  El modo epistémico, según el cual la imagen aporta informaciones (de carácter visual) sobre el mundo cuyo conocimiento permite así abordar incluso en sus aspectos no visuales. Es una función general de conocimiento y la fotografía cumple de este modo una función mediadora; el fotógrafo nos sustituye o mejor nos representa en el lugar del hecho, es nuestros ojos e incorpora lo no vivido a nuestra memoria. Esta función de conocimiento y mediación es especialmente significativa en la fotografía documental, en la fotografía de prensa o en la fotografía científica.

  El modo estético, pues la imagen está destinada a complacer al espectador, a proporcionarle sensaciones específicas.

Ciertamente la fotografía participa de los tres modos de relación con el mundo y aunque el modo epistémico pueda resultar el más accesible al procesamiento documental clásico lo cierto es que la dimensión simbólica y la dimensión estética no deben ser soslayadas.   Urge, por tanto, trascender la fotohistoria, como historia particular que se agota en sí misma, para hacer una historia más global (Schwarz, 1981) en la que la fotografía sea una fuente más que coadyuve al conocimiento histórico 19.

Para ir más allá de la fotohistoria, es preciso redefinir la fotografía como documento, pues ésta no es exclusivamente una técnica ni un mero objeto artístico perteneciente en exclusiva a la familia de las Bellas Artes, sino, sobre todo, la fotografía es el registro visual de un acontecimiento desarrollado en un momento y en un tiempo concreto. Es un registro susceptible de ser analizado como fenómeno técnico.

Las fotografías analizadas en este trabajo están enfocadas a través de condicionantes sociopolíticos y permanecen sujetas a un determinado discurso de poder. Esa ideología (de las estructuras de poder y de quienes empuñaban la cámara) se halla subsumida en las fotografías aludidas, y es la que nos proponemos descifrar en este trabajo.

A la luz de lo anteriormente visto, la fotografía no solamente constituye un objeto con el que obtener un goce estético, lúdico, didáctico, etc., sino que posee un valor polisémico, pues como fenómeno complejo es un crisol en el que se funden múltiples valores y funciones 20.

1946    
 

1947    
 

1949    

1950    

1951    

1952    
 

1953    
 

1954    
 

1955    

En esta secuencia fotográfica se pueden observar los escenarios considerados y estudiados en este trabajo. En los años iniciales del régimen (1946-1949) se observan escenarios sencillos y con resoluciones estéticas tradicionales.

En el año 1950 la escala y complejidad del escenario cobra un renovado perfil que se confirmará mas tarde en la historia vendimial.

En el año 1951 aumenta la escala del escenario central y aparece en el carrusell vendimial un carro alegórico perteneciente a la dirección de turismo provincial, que introduce, en el marco de la escenografía efímera, un lenguaje formal y una resolución técnica que supera lo hasta entonces utilizado en la estética vendimial. Esta manifestación puede leerse como el inicio de lo que mas tarde será el período de los escenarios monstruos por el lenguaje, estética, escala y complejidad de los dispositivos utilizados en los escenarios del período aludido en este trabajo.

En los años siguientes se produce un quiebre en la secuencia aludida y se puede observar un despliegue arquitectónico inusitado para la época que definirá esta década como la época de los palcos monstruos ó escenarios rascacielos. Un claro ejemplo de esta época se observa en la resolución estética del escenario de 1955 que plantea una escala monumental, una gran complejidad y despliegue no alcanzado nunca antes en la historia de la fiesta.

La observación de esta secuencia nos lleva a reflexionar sobre como el primer gobierno peronista con su particular ideología, utilizó simbólicamente el fenómeno de la Fiesta Nacional de la Vendimia para su propio sostenimiento. La fiesta, como enunciáramos precedentemente, es un espacio de negociación en donde se presentan y representan las clases sociales de la Provincia de Mendoza. Es una construcción proporcionada desde la burguesía vitivinícola y la clase política plena de ausencias y omisiones deliberadas que responden a su propio sistema de poder.

La articulación entre los distintos sectores sociales tanto los aludidos como los no aludidos, se dan tanto en los escenarios centrales de la fiesta, como en el marco del Carrussell y la Vía Blanca de las Reinas, dos acontecimientos asociados a los festejos vendimiales que funcionan como espacios de expresión popular. Es en ese momento donde “se permite” la expresión desordenada, donde se subvierten los ordenes preestablecidos, donde se realiza “el convite” 21, una práctica social que supone el brindis con el vino nuevo, representando en principio una interacción entre los dueños de la tierra y los trabajadores.

Podemos entonces pensar que la ideología del primer gobierno peronista alude a estas cuestiones en dos direcciones precisas. En el caso de los escenarios apuntados se observa una creciente autonomía de los mismos, con el aumento de su escala material y simbólica lo que quedará plasmado en los imaginarios de la fiesta hasta nuestros días; y en el caso de los festejos vendimiales asociados al Acto Central, pero en el contexto urbano, (véase imagen del año 1951) se propicia una fluida integración entre distintas clases sociales con el protagonismo de las clases obreras.

Conclusión

Al igual que el legado patrimonial representado por las manifestaciones creativas de la cultura popular y tradicional, trasunto de la cultura oficial, existe un patrimonio modesto, inmaterial (artes narrativas: los distintos géneros de la tradición oral; artes interpretativas: el teatro, la música, la danza, los rituales...) vivo y en continuo proceso de cambio, expresión del pasado (la tradición) y también del presente (la continuidad).

Por lo tanto, el patrimonio aludido 22 se convierte en un vínculo posible entre generaciones, en lo que caracteriza e identifica la cultura de la sociedad mendocina, su memoria histórica y colectiva. El Patrimonio, es un capital simbólico vinculado a la noción de identidad. (Bourdieu, 1990). Es decir, debe ser protegido no tanto por sus valores estéticos y de antigüedad, como por lo que significa y representa.

El espacio-fiesta abordado da lugar a una agenda por construirse en la que diferentes actores sociales están llamados a participar para diseñar nuevas formas de simbolización de la ciudad, apelando a los procesos, a las prácticas y a los espacios que destaquen lo más valioso de la comunidad, tanto de su historia como de su geografía, sus realizaciones más importantes y sus potencialidades actuales.

Dicha construcción simbólica no debe responder sólo a proyectos impuestos por el poder y las elites, ni al interés privado de grupos hegemónicos, como ocurrió algunas veces en algunas Fiestas de la Vendimia. Cualquier proyecto eficaz en ese sentido debe respaldarse en una base social que la sustente y la desarrolle con su participación plena.


Notas

* Arq. Franco Marchionni, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad de Mendoza 1999. Magíster en Arte Latinoamericano por la Universidad Nacional de Cuyo 2004. Beca de Perfeccionamiento del FNA-2003/2004 en la categoría “artistas y escritores del interior del país”, Beca MAE-ITALIA Universitá Degli Studi di Génova 2004, Beca Doctoral CONICET 2005-2007, Renovación Beca Doctoral CONICET 2007-2009, Doctorando U.M. 2005-2010. Actividad profesional en Unidad Ciudad y Territorio INCIHUSA-CONICET/CCT- Mendoza, ARGENTINA.

1 Algunos teóricos de la Escuela de Frankfurt (Horkheimer, Marcuse, Adorno...) desarrollaron a mitades de siglo la Teoría Crítica, orientada a las formas comprensivas de conocimiento "desinteresado", y minimizadora de los estudios positivistas de la comunicación social. Esta generación intelectual creó formas metodológicas de tipo comprensivo basadas en la autorreflexión, la consideración de la totalidad social e histórica (luchando contra la sectorialización del saber), la especulación y el análisis comprensivo. Principalmente trabajaron con procedimientos de análisis orientados a la verificación de teorías a través del estudio de datos de naturaleza cualitativa. Según Horkheimer y Adorno, toda ciencia social que se reduce a mera técnica de análisis de recogida de datos "objetivos" niega la posibilidad de verdad, por cuanto programáticamente ignora las mediaciones sociales .

2 Nos referimos al Autódromo General San Martín en zonas adyacentes al Parque homónimo donde se desarrollaron y montaron los escenarios vendimiales hasta 1962 .

3 Desde luego, Tradición, Patrimonio e Identidad son conceptos complejos, ambigüos y polisémicos porque son construcciones sociales cuyos significados cambian dependiendo de la época, el tiempo histórico y según quienes los empleen y para qué fines los utilicen. Son vocablos con múltiples acepciones que aluden, cada uno de ellos, a diversas y variadas realidades dependiendo del valor que les confieren historiadores, folkloristas, sociólogos, lingüistas, antropólogos, etc.

4 http://www.dip-badajoz.es/publicaciones/reex/rcex_3_2004/estudios_02_rcex_3_2004.pdf .

5 http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?chg_menu=expand&pg=00049

6 Cf.: CREHAN, Kate. Gramsci, Cultura y Antropología . Bellaterra, España, 2004. Durante los últimos veinte años, la obra de Antonio Gramsci ha tenido una influencia cada vez mayor en la antropología británica y norteamericana, y en especial entre los antropólogos que trabajan las facetas de la cultura y el poder. Este libro estudia la visión gramsciana de la cultura y analiza los vínculos entre cultura y poder. Kate Crehan recurre reiteradamente a citas y escritos del propio Gramsci, que incluyen tanto sus escritos periodísticos anteriores a la cárcel como sus cartas y sus notas escritas en la cárcel. Gramsci, cultura y antropología nos proporciona una amplia panorámica del contexto intelectual y político en el que escribió. Crehan analiza el reto que constituye el planteamiento de Gramsci para los supuestos antropológicos relativos a la esencia de la “cultura” y la virtualidad de los escritos de Gramsci para los antropólogos contemporáneos.

7 Un concepto tal de función, tomado de la fisiología, asimila la forma de un órgano para el cual las funciones son las que justifican su formación y desarrollo y las alteraciones de la función implican una alteración de la forma. Cit. en: ROSSI, Aldo. La Arquitectura de la ciudad . GG, Barcelona, 1982. pp. 80-81.

8 Se consideran, a modo de sugerencia, ámbitos significativos: el turismo, las sinergias con el medio ambiente, los oficios, la educación y la didáctica comunicacional del patrimonio.

9 El actual discurso sobre patrimoni o , en su eterno retorno a las antiguas Cartas, pierde la perspectiva de innovar y adaptar su discurso al presente, con la imprescindible proyección hacia el futuro. Los excesos “declarativos”, ausentes de novedades conceptuales, metodológicas, técnicas y de gestión, están propiciando un cada vez más frecuente conflicto entre posiciones antagónicas que sólo generan bloqueos y retrocesos en la salvaguarda del Patrimonio Cultural.

10 Sin embargo, una vez puestas al descubierto las múltiples potencialidades del Patrimonio, tanto tangible como intangible, las estrategias rigurosas de intervención y rehabilitación pierden posiciones, con inusitada rapidez, ante la emergencia, desde los ámbitos económicos más dinámicos, de usos e intervenciones que ponen en riesgo los conceptos básicos – e históricos – de la Restauración y generan presiones que inciden en la “capacidad de carga” real de monumentos, conjuntos arqueológicos, Centros históricos y valores intangibles.

11 http://www.cicop.com/congreso_08/home_esp.html

12 Frente a toda idea integral de crecimiento existía algo que movía los más fuertes intereses económicos provinciales: la industria del vino. Un importante grupo de bodegueros y comerciantes decidió realizar en Mendoza el Segundo Congreso Nacional de Comercio e Industria. Para alcanzar el éxito anhelado en tal evento, habrían de movilizarse muchas influencias y aunar esfuerzos tanto oficiales como particulares, tanto de la sociedad mendocina como de la porteña.

13 Cf.: LACOSTE, Pablo. Del tratado de comercio entre Argentina y Chile a la fiesta nacional de la vendimia: política, vino y cultura popular. Universum , 2006, vol.21, no.2, p.184-200.

14Esta primera reina, Delia Larrive Escudero, fue representante del departamento de Godoy Cruz.

15Cf.: MARCHIONNI, Franco. “Referentes Espaciales e Imaginarios Fundacionales de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Dos Momentos Históricos: 1964-1993”. [Inédito] Tesis de Maestría en Arte Latinoamericano, Facultad de Artes y Diseño. UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO. 2000-2004.

16 Las Bellas Artes (el patrimonio monumental y las creaciones artísticas “cultas”), caracterizadas por la singularidad y especialmente valoradas por la estética y la antigüedad contrastan con la Cultura Popular (el patrimonio modesto), lo común, propio de los sectores subalternos.

17 fetiche.(Del fr. fétiche).1. m. Ídolo u objeto de culto al que se atribuye poderes sobrenaturales, especialmente entre los pueblos primitivos. Real Academia Española © Todos los derechos reservados

18 LOMNITZ, Claudio. Ritual, rumor y corrupción en la formación del espacio nacional en México . Revista Mexicana de Sociología , Vol. 58, Nº 2 (Abr.- Jun., 1996), pp. 21-51. Este trabajo explora el papel del ritual político en la esfera pública y la relación entre ritual, rumor y corrupción en la dialéctica de la expansión estatal en México. El trabajo considera el desarrollo histórico de las regiones políticas en México, traza los diversos espacios en que se dan "esferas publicas" en el espacio nacional, y luego discute el papel del ritual en la geografía política mexicana. El autor desarrolla una perspectiva teórica novedosa y presenta algunas propuestas metodológicas para el estudio de la mediación cultural en las sociedades nacionales, al tiempo que ilumina los lazos existentes entre el ritual político y la construcción de comunidades políticas en el espacio nacional.

19 En este sentido se sitúa Angelo Schwarz. "Photographie au XIXe siècle et méthode historique" en Les Cahiers de la Photographie N º 3, París, 1981, al declarar que “una historia de la fotografía replegada sobre sí misma no tiene ningún sentido sino es el de hacer funcionar el mercado de las antigüedades”

20 Uno de estos valores es el documental, si nos atenemos a la presencia física de las fotografías en los archivos, éstas son “el documento no textual” que encontramos con mayor frecuencia entre sus fondos. En el territorio de la archivística, los documentos son clasificados en cinco grupos: textuales, iconográficos, sonoros, audiovisuales y electrónicos, incluyendo la fotografía entre los iconográficos.

21Esta costumbre que puede verse en principio como un grado de aceptación del orden social establecido, dando prioridad al dueño de la tierra para que pruebe el vino que en definitiva le pertenece, se puede también interpretar como una práctica de inversión: los trabajadores se apropian de una pequeñísima y simbólica parte del vino, de hecho llevan un barril en el carro para su propio consumo en festejos de algún bodegón, y le convidan tan solo un sorbo al dueño de la bodega. ¿Alguien convida lo que no es suyo? El patrón agradece el convite y a veces les da unos pesos más. Es decir, el patrón no los reprende por robo de vino, está de acuerdo, existe un pacto previo silencioso en el que queda claro que

cuando el trabajo se finaliza y en el marco de los festejos vendimiales está permitido llevarse un barril o unas damajuanas de vino y festejar hasta beberlo todo. En el momento adecuado, cuando el trabajo tremendamente duro de arar, sembrar, regar, cosechar y elaborar el vino terminó, el dueño autoriza implícitamente a los trabajadores a festejar con su propio vino. Cit. En: PACHECO, Mónica. Nacimiento de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Polifonía de lo popular y lo culto en: HUELLAS, Búsquedas en Artes y Diseño . Nº3, año 2003, pp 125-138 ISSN: 1666-8197, Mendoza (ARG.)

22 Entendido como el patrimonio inmaterial que por su propia especificidad posee gran vulnerabilidad. La cultura oral e inmaterial, la más frágil forma de cultura, como depositaria de la memoria colectiva de los pueblos tiene una serie de amenazas en los efectos de la globalización económica, la imposición y estandarización de patrones y pautas culturales, la urbanización, la aculturación industrial, el turismo, los avances tecnológicos y en la transformación acelerada de los modos tradicionales de vida. De aquí la necesidad urgente de documentarla, someterla a registro y de archivarla.


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